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Opinión

Editorial: Unidos contra la delincuencia

Hace tiempo que las guerras y los alcances de los grupos de delincuencia organizada de la región dejaron de preocuparse por los límites interestatales, las aduanas o la soberanía, para actuar desde una perspectiva regional e incluso global.

Sin embargo, los estados de los distintos países implicados están completamente desconectados de esta dramática situación. Si hasta hace poco se hablaba de integración regional bajo la inspiración de lugares comunes, grandilocuentes y vacíos como el de la Patria Grande o el sueño de Bolívar, ¿por qué no hacer un esfuerzo regional para combatir el crimen organizado?

Esta amenaza para la democracia regional no podrá ser neutralizada sin coordinación intergubernamental, que sume la experiencia de policías y militares, jueces y fiscales, diplomáticos, responsables de prisiones, académicos y especialistas, para diseñar las políticas públicas necesarias. A pesar de todo esto, hasta la presente fecha, no ha existido ninguna iniciativa para unir esfuerzos y coordinar políticas públicas.

La diplomacia ecuatoriana bien podría iniciar contactos y gestiones para articular una corriente que vaya en este sentido. Ser el país más golpeado por el crimen le daría la legitimidad necesaria al actual gobierno para esto. Incluso para convocar a una cumbre regional contra la criminalidad y la corrupción.