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Opinión

Editorial: ¡Sin espacios y agredidos!

Vamos con nuestros hijos a celebrar el Día del Niño. A llenar esos parques, a invitarlos a disfrutar de unos helados o una rica comida, a salir a pasear con ellos en un gran día en familia...

¡Qué bien suena todo eso!, pero ¿es posible celebrar a nuestros niños en Ecuador? ¿Cómo festejar cuando ellos se cuentan cada semana como víctimas colaterales de sicarios? ¿Cómo disfrutar de un día de felicidad con ellos si los parques, espacios públicos en su mayor parte destinados a su distracción, lucen abandonados, sucios y hasta en ocasiones tomados por consumidores de drogas, chamberos o delincuentes?

A las escuelas ya no van seguros, en sus mochilas ‘cargan’ el temor de ser víctimas de los delincuentes o que sean amenazados y obligados a consumir o vender droga. Y para aquellos pequeños estudiantes de zonas donde reina la pobreza, el desayuno escolar es apenas una ‘cucharada’ amarga: galletas y colada o jugo muchas veces dañados.

Y ni qué hablar de las políticas sociales destinadas a favorecer a los más pequeños, si existen apenas se quedan en papeles.

Pero aún así, en el alma de los padres brilla el deseo de tener mejores días para sus hijos. Un sueño difícil si como Estado no pensamos en ellos.