¡Sangriento ‘galardón’!

Nada de lo cual enorgullecerse. Guayaquil, por segundo año consecutivo, figura entre las 50 ciudades más violentas del mundo. Sangriento ‘galardón’ para el Puerto Principal, la capital económica del país, la Perla del Pacífico, o como se prefiera llamar a esta ciudad que ya ha tocado fondo en materia de inseguridad.

Los espantosos niveles que ha alcanzado la violencia criminal en Guayaquil, con decenas de asesinatos, algunos particularmente macabros, ha hecho temer a expertos en la conducta humana que la sociedad esté en proceso de desensibilización. Es decir que, como mecanismo de defensa, o de evasión, hayamos llegado al triste punto de ver el derramamiento de sangre que tiñe nuestros días como algo normal y, en consecuencia, desentendernos del problema.

Pero pese a todos los garrotazos que los habitantes de esta ciudad reciben a diario por parte del crimen organizado, pues hasta botan cadáveres en las puertas de las viviendas, no dejan de salir en busca del sustento para sus familias. Un acto que bien podría considerarse arriesgado por esta lamentable actualidad.

¿Qué se necesita para sacar a Guayaquil del pozo de la inseguridad? No solo una Policía que actúe con el respaldo de una justicia limpia, sino también un Gobierno que combata el ‘alimento’ de las mafias criminales: la desigualdad.