Extorsiones y droga: así operan las mafias en los puertos pesqueros de Santa Elena
Santa Rosa, Anconcito y Chanduy enfrentan reclutamiento de pescadores, ‘vacunas’ y asesinatos vinculados al crimen organizado.

Un hombre se abre paso entre las embarcaciones pesqueras. En el puerto no funciona el retén naval.
En Santa Rosa, uno de los puertos pesqueros más grandes de Santa Elena, madres, esposas e hijos de pescadores saben que, aunque el mar parezca en calma, hay motivos para preocuparse por la vida de los suyos cuando salen de faena.
Desde hace cinco años, la violencia en tierra firme y altamar ha escalado sin freno. La comunidad evita hablar del tema de forma abierta, pero un equipo de EXTRA contactó a dirigentes por vía telefónica, recorrió el pueblo y revisó bases de datos para entender la magnitud de esta realidad.
Esta publicación forma parte de la serie ‘Mar secuestrado’, que se desprende de la investigación ‘Piratas de Ecuador y Perú: el brazo logístico del narcotráfico detrás de las extorsiones a pescadores artesanales’, publicada por Mongabay Latam.
La calma es engañosa
Son las 20:00. Al caer la noche, el puerto del cantón Salinas parece tranquilo. A esta hora ya se extinguieron los gritos de los cargadores de gavetas de mariscos, de quienes retiran las entrañas de los pescados, de los motores fuera de borda y de los parlantes con corridos mexicanos.
Pero no todo se apaga. Pescadores reclutados por la mafia inician otro tipo de faena. En zonas cercanas al puerto o en playas desoladas, la oscuridad es aprovechada por organizaciones narcodelictivas para poner en marcha las ‘vueltas’, en Santa Rosa, Anconcito, Chanduy y otros puertos.
“Cuando se habla de ‘vuelta’ significa transportar droga. Son entre $40 mil y $50 mil (que organizaciones pagan al pescador)”, comenta Juan, nombre ficticio de una fuente cercana a la actividad pesquera. Agentes policiales indican que los pagos pueden alcanzar incluso los $100 mil.
El precio de exponerse
Juan asegura que en la comunidad se sabe qué pescador ha hecho más de una vuelta. Algunos se han expuesto al comprar carros nuevos o levantar grandes casas “de la noche a la mañana”, lo cual les ha costado la vida.
“A un muchacho lo mataron hace poco. Cuando son jóvenes se creen poderosos, (empiezan con) la gastadera de plata. Mucho se estaba exponiendo y a la mafia no le gusta eso porque expone a los peces gordos”, explica.
Pese a la violencia, muchos crímenes no se resuelven porque las familias evitan denunciar. En 2023, Salinas registró 56 eventos entre homicidios, asesinatos y sicariatos, mientras que en 2020 y 2021 se cometieron seis hechos cada año.

Logran pasar desapercibidos
Juan comenta que hay pescadores que mantienen un perfil bajo. Algunos llevan más de cinco vueltas, por invitación de amigos. Las ofertas del crimen organizado son tentadoras, sobre todo ante la escasez de peces cerca de la costa y por la piratería.
Luis, pescador de la parroquia, señala que los costos de cada viaje dependen de las millas por navegar y las artes de pesca, es decir entre $200 y $500. “A veces no hay pesca y lo que traen es para pagar gastos”, detalla.
Hace dos meses, piratas con fusiles asaltaron el bote de su hijo. “Le robaron los dos motores. Quedó a la deriva como a 40 millas (más de 60 km). Estaba asustado. No venía la embarcación. Tuve que averiguar por dónde estaban pescando, alquilé una lancha y lo fui a ver. Tenían tres o cuatro días que no venían”, recuerda.
La ‘vacuna’ que no cesa
Este tipo de ataques sucede cuando el dueño del bote no ha pagado la ‘vacuna’ a las bandas que operan en el perfil costero. Dos organizaciones narcodelictivas tienen presencia en Santa Rosa, y algunos pescadores han sido ‘vacunados’ por ambos grupos.
Los pescadores pagan $120 al mes por embarcación. Los extorsionadores les dan un carné que deben mostrar a las patrullas piratas. También hay locales ‘vacunados’ con este sistema, según testimonios.
Rodrigo, pescador de 45 años, pide a la Armada que habilite el retén que dejó de operar hace meses. “Aquí los compañeros se organizan para rescatar (a víctimas de piratas o a desaparecidos)”, dice, solicitando la reserva de identidad.
Entre promesas de seguridad
Pablo Calderón, capitán del Puerto de Salinas, asegura que el retén de Santa Rosa presenta daños que se repararán el próximo año. Sobre las bandas, afirma: “Se está trabajando con el bloque de seguridad para hacer controles en tierra, porque el delito siempre empieza en tierra”.
“Es muy complicado (identificar a los cabezas de las extorsiones), porque ellos (pescadores) hacen depósitos a una cuenta”, añade. Durante emergencias en el mar, tras la alerta se activa un plan de búsqueda y rescate del Comando de Guardacostas.
Problemas del combustible
En Anconcito, la realidad es similar. Se repite el monto de la ‘vacuna’ y los riesgos que enfrentan los pescadores.
William, de 30 años, se queja por la supuesta limitación del cupo de combustible, que estaría afectando los planes de pesca. “Ellos (autoridades) dicen que con ocho pomas de gasolina uno puede trabajar una semana, cuando con eso usted trabaja un día, un día y medio”.
EXTRA buscó una versión de Petroecuador, pero no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta publicación.
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