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Diario Extra Ecuador

Pedófilos de siete países, incluido Ecuador, compartían contenido infantil ilegal por WhatsApp

Una investigación transnacional liderada por la Policía de Colombia y AMERIPOL desmanteló una red de pornografía infantil

La operación Atenea se realizó gracias a la cooperación entre la policía de siete países.

La operación Atenea se realizó gracias a la cooperación entre la policía de siete países.Imagen generada con IA

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Detrás de la interfaz cotidiana de una aplicación de mensajería instantánea se escondía un infierno digital de escala global. Lo que parecía un grupo de chat más, bajo el irónico nombre de “Free World”, era en realidad el epicentro de una red transnacional de pedofilia que distribuía material de abuso sexual infantil (MASI) con una frialdad escalofriante.

La Operación Atenea, una acción coordinada sin precedentes, logró finalmente apagar los servidores de este horror, dejando un saldo de 14 capturas y una aprehensión, en un despliegue que abarcó Colombia, Brasil, Ecuador, España, Honduras y Paraguay.

Así fue la investigación del caso Atenea

La investigación, que duró aproximadamente ocho meses, nació de la valentía de un ciudadano anónimo que interpuso una denuncia en el CAI Virtual del Centro Cibernético Policial en Colombia, en febrero de 2025. A partir de ese hilo, los investigadores se sumergieron en la “red profunda” para rastrear los enlaces y conversaciones que estos criminales compartían para evadir a las autoridades.

La evidencia recolectada en el archivo “CONVERSACIONES.pdf” (encuéntrelo más abajo) revela una deshumanización absoluta. En los chats filtrados, los usuarios solicitaban material específico con una normalidad aterradora: “¿Quién tiene videos de espiando a niñas en el baño?”, preguntaba un usuario identificado con prefijo de México, a lo que otro respondía: “Yo pronto, ya compré una cámara miniatura”.

La red no solo compartía videos; celebraban el abuso. Un integrante identificado como “Mati Córdoba” llegó a escribir con cinismo: “Lamentablemente así es el mercado de la pornografía infantil”, tras discutir cómo las imágenes de las víctimas, una vez en la red, “nunca van a desaparecer”.

Este fue el operativo de la Policía de Ecuador. En el país fueron detenidas tres personas.

Este fue el operativo de la Policía de Ecuador. En el país fueron detenidas tres personas.Policía Ecuador

Una orquesta policial contra el crimen sin fronteras

La magnitud del desafío requirió que las policías de la región operaran como una sola pieza. El Centro Especializado en Cibercrimen (AC3) de AMERIPOL, ubicado en Buenos Aires, se convirtió en el “cuarto de guerra” desde donde se monitoreó la fase operativa en tiempo real.

El comandante Maximiliano Bae, director del AC3, destacó la importancia de este nodo: “El AC3 tuvo un rol preponderante en las coordinaciones que se llevaron a cabo desde la primera reunión, compartió la información y fue realizando un seguimiento detallado”.

Por su parte, el coronel Elver Vicente Alfonso Sanabria, director de Investigación Criminal e INTERPOL de la Policía Nacional de Colombia, calificó la operación como un hito: “Es una operación inédita, es una operación insignia, es una operación estratégica que sirve de modelo y, sobre todo, de ejemplo en el modelo de articulación y de confianza para combatir el crimen transnacional”.

La confianza fue tal que permitió capturar a los administradores y dinamizadores de la red de manera simultánea, entre el 2 y el 16 de diciembre de 2025.

El impacto en las víctimas y los perfiles criminales

Los números detrás de la “Operación Atenea” son devastadores. Se identificó la difusión de más de 1,275 videos y 539 imágenes, cuyas víctimas eran niños y niñas de entre tan solo 5 y 10 años de edad. Según el coronel Alfonso Sanabria, la data recuperada indica que esta red logró “afectar psicológicamente a más de 600 niños” en todo el mundo.

En Ecuador, el golpe fue certero con la ejecución de 3 capturas, mientras que en Colombia se detuvo a cuatro personas en Neiva, Barranquilla y Cali.

Los perfiles de los capturados en territorio colombiano resultaron inquietantes: uno de ellos era un guarda de seguridad y otro un especialista en medios digitales (community manager), quien utilizaba sus conocimientos técnicos para promocionar el contenido ilícito y crear nuevas redes para evadir los controles de las plataformas.

Tecnología forense contra la impunidad

Durante los 18 allanamientos realizados a nivel global, se incautaron 18 celulares, 44 memorias USB y 5 computadores. En un análisis preliminar de apenas el 2 % del material incautado, los peritos de informática forense lograron extraer más de 125 videos e imágenes de abuso en tiempo real.

Estas pruebas no solo servían para el intercambio, sino que revelaban el grado de perversión de sujetos como “Luis T.R.”, quien en los chats alardeaba de haber sido tutor de una niña de 12 años para ganar su confianza y abusar de ella, lamentándose cínicamente de no haber grabado el acto.

La “Operación Atenea” ha dejado claro que, aunque los pedófilos intenten migrar a plataformas como Telegram o Potato Chat para buscar “menos restricciones”, la cooperación internacional les pisa los talones. Como sentenció el coronel Alfonso Sanabria al cierre de su intervención.

“El crimen no tiene fronteras, pero la cooperación y la confianza institucional tampoco”. La batalla por la inocencia de 600 niños ha ganado un capítulo fundamental, pero la vigilancia en el mundo digital no puede descansar.

La ley en Ecuador contra la pornografía infantil

En Ecuador, donde la operación dejó tres capturados, el marco legal es particularmente severo contra estos delitos. La legislación ecuatoriana establece que la persona que filme, grabe, produzca o transmita material que contenga la representación visual de desnudos o semidesnudos de menores en actitud sexual será sancionada con una pena privativa de libertad de trece a dieciséis años. 

Esta sanción se agrava drásticamente si el infractor pertenece al entorno íntimo de la familia, es el padre, la madre, un tutor o un maestro, alcanzando penas de veintidós a veintiséis años de prisión. 

Asimismo, el simple hecho de poseer, descargar o comprar este material conlleva una sanción de diez a trece años, dejando claro que en territorio ecuatoriano no existe tolerancia para quienes participan en cualquier eslabón de esta cadena criminal.

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