El sonido metálico de los candados que se abren marcó el final de su condena, pero no el inicio de la libertad. Apenas dio unos pasos fuera del Centro de Rehabilitación Social de Varones de Esmeraldas, la violencia —silenciosa, agazapada, paciente— lo sorprendió con ráfagas de plomo. Eran las 18:00 de este viernes 27 de junio, cuando un hombre que acababa de recobrar su libertad fue atacado a tiros frente a su madre, a pocos metros de la garita de salida del centro penitenciario.

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Según relataron familiares y testigos, el exprivado de libertad se aprestaba a abordar un taxi junto a su progenitora cuando sicarios armados descendieron de un vehículo y abrieron fuego sin mediar palabra.

La víctima, herida, tomó una decisión desesperada: correr nuevamente hacia el interior de la cárcel, esta vez no como reo, sino como un hombre acorralado que buscaba refugio entre los muros que días antes habían contenido su encierro.

Se refugió dentro del centro carcelario

Su plan improvisado funcionó. Alcanzó a reingresar al recinto, donde agentes penitenciarios y médicos lograron prestarle auxilio. A pesar del ataque, su estado de salud fue reportado como estable por personal del centro carcelario. No se ha revelado cuántos impactos de bala recibió, ni si su madre también resultó herida, aunque testigos aseguran que la mujer quedó en estado de shock tras presenciar el atentado.

Este nuevo episodio de violencia dejó perplejos incluso a quienes están acostumbrados al clima de tensión que se respira en los alrededores del penal. Durante una transmisión en vivo realizada por un medio digital local, una ciudadana que se encontraba en la zona expresó su indignación. “¡Aquí hay militares por montones y aún así hacen esto! ¿De qué sirve tanto uniforme si matan a la gente en la puerta de la cárcel?”, se lamentó ante la cámara, en medio del caos y la confusión que dejó la balacera.

El hecho ha vuelto a encender las alarmas sobre la creciente inseguridad en los exteriores de los centros penitenciarios, convertidos en escenarios de venganza, ajustes de cuentas y muerte.

Hasta el cierre de esta edición, no se ha confirmado la identidad de los autores del ataque, ni si existen cámaras de seguridad que hayan captado el hecho. Tampoco hay pronunciamiento oficial por parte del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) ni de la Policía Nacional.

La víctima, por ahora, permanece en observación médica y bajo custodia dentro del mismo centro del que horas antes pensó que saldría definitivamente.

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