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Bomberos en Sigchos luchan contra el fuego y la muerte por salvar la naturaleza
En su lucha diaria se enfrentan a varios riesgos uno de ellos a ser envueltos por el fuego o asfixiarse con el espeso humo
EXTRA conoció de cerca la labor que ejecutan los bomberos en la tarea de apagar el incendio forestal que lleva 19 días y está incontrolable en Sigchos. Desde horas de la madrugada, los 'Casaca Roja' acuden a la montaña en la lucha diaria contra un incendio implacable que ha arrasado cerca de 600 hectáreas y que el fuego se aviva con los fuertes vientos.
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El incendio forestal actualmente quema los páramos de Quinticusig, una comunidad dedicada a la elaboración de vino de mortiño. Durante nuestra visita, llegamos al lugar exacto donde los bomberos, utilizando mochilas de agua, motobombas, batefuegos y herramientas como palas y machetes, buscan detener el fuego.
A nuestra llegada, observamos cómo, con un pitón y una manguera, un bombero de Santo Domingo realiza labores de enfriamiento. De pronto, el viento se vuelve fuerte y envuelve a todos los presentes en un intenso humo. Como medida de seguridad, un bombero nos pide tirarnos al suelo para no asfixiarnos. Ante la intensidad del humo, pide evacuar el área, y conjuntamente con los bomberos, la comunidad y las autoridades, como el alcalde de Sigchos, Oscar Monge, dejamos el sitio.
Cuando iniciamos la bajada de la montaña, todos quedamos atrapados, ya que el incendio forestal se pasó al otro lado de la loma e impide que los vehículos y las personas pasen. Con miedo, todos buscamos un lugar seguro, pero en medio del susto surge una nueva preocupación: una cordada de seis bomberos quedó atrapada entre el fuego, y una comunicación a través de la radio alerta sobre el problema.
En medio de la espesa nube de humo generada por la quema de la naturaleza, se ve cómo, uno a uno, comienzan a salir entre las cenizas de la naturaleza quemada los seis bomberos que fueron envueltos por el fuego.
Prueba de riesgo
El mayor Miguel Rojas, del Cuerpo de Bomberos de Latacunga, relató los momentos críticos vividos mientras combatían el fuego. El equipo había avanzado por una línea de defensa en la parte superior de la quebrada, intentando frenar el avance de las llamas. Sin embargo, las condiciones del terreno y el agotamiento del personal dificultaron la tarea.
Rojas explicó que habían intentado abrir una brecha utilizando machetes y motosierras, pero no lograron cerrar completamente el flanco superior. El cambio inesperado en la dirección del viento agravó la situación. “El viento cambió y todo se complicó. Fue una situación bastante difícil”, mencionó.
Los bomberos se vieron atrapados por las llamas y tuvieron que evacuar rápidamente, pero algunos, incluido el propio Rojas, quedaron cercados por el fuego. “Nos vimos envueltos en el fuego, y lo que hicimos fue refugiarnos en las áreas ya quemadas, porque lo que ya ha ardido no vuelve a quemar”, añadió.
El incendio, avivado por vientos cambiantes y fuertes, complicó enormemente las labores de control. “Pensábamos evacuar hacia el este, pero el fuego estaba subiendo por ese lado, así que tuvimos que correr por nuestras vidas”, afirmó el bombero. Afortunadamente, lograron escapar ilesos. Un comunero del sector los ayudó a salir de la zona de peligro, y aunque ninguno de los bomberos resultó herido, el cansancio físico y emocional era evidente.
La devastación de la fauna y flora es otro de los aspectos que más conmovió a los bomberos. Rojas contó cómo vieron a varios animales sucumbir ante las llamas, incluyendo conejos, zorros y aves. “Vimos niditos de pájaros completamente calcinados”, lamentó. El impacto ambiental del incendio es evidente, y los bomberos no podían evitar sentir tristeza al ver cómo el fuego destruía la naturaleza.
El teniente Juan Cuadrado, del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo, explicó que el terreno accidentado y las constantes pendientes dificultan la visibilidad y el control del fuego. “No se identifica bien el fuego; ya cuando se lo siente estamos con la radiación encima”, mencionó, describiendo el riesgo de quedar atrapados por el avance repentino de las llamas.
Uno de los mayores riesgos, según Cuadrado, es la impredecible dirección de los vientos. Las ráfagas no siguen un patrón definido, lo que aumenta la posibilidad de que el fuego cambie repentinamente de dirección, poniendo en peligro tanto a los bomberos como a los habitantes de las zonas cercanas. “El viento cambia y nos encierra”, afirmó. A pesar de las dificultades, los equipos permanecieron comprometidos en su misión de controlar el incendio.
El mayor Teófilo Mina, jefe de la brigada de la BRIP Los Ríos, señaló que llevan varios años preparándose para situaciones como esta. La Secretaría de Gestión de Riesgos ha formado y acreditado a las brigadas para enfrentar incendios forestales de gran magnitud, como el que afecta a Sigchos.
Mina dijo que, aunque en algunos puntos lograron controlar las llamas, reconoció que en otros no pudieron crear la línea de defensa planeada, lo que dejó zonas vulnerables. “Dada la magnitud del incendio, no pudimos controlarlo completamente, pero mañana aplicaremos nuevas estrategias”, comentó, mostrando la determinación de los equipos por seguir luchando contra el fuego.
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