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Luego de sacar el cuerpo, autoridades iniciaron una investigación para esclarecer el hecho.Luis Cheme / EXTRA y cortesía

Escalofriante hallazgo en Rioverde: El estado en que agricultor encontró a su hijo

Brutalidad de un crimen ha provocado una ola de indignación en moradores

La aparente quietud de la parroquia rural Chontaduro, en el cantón Rioverde, provincia de Esmeraldas, se rompió la tarde del miércoles30 de julio de 2025 cuando con una llamada al ECU-911 se alertó de un bulto sospechoso cerca de la orilla del río, en la comunidad Sandoval. Aquello era el resultado de un acto horroroso.

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Guiados por moradores, agentes de Policía de Rioverde llegaron a la finca Bolaños, de María José Argandoña, quien los condujo hasta el otro lado del río, a unos 300 metros de su vivienda. Entre ramas, piedras y sedimentos, estaba el saco, que contenía una bolsa plástica con un hombre mutilado dentro.

Cuando abrieron la bolsa plástica, la escena desgarró a todos los presentes. Entre los vecinos, se acercó José Jeremías Vera Pinargote y al ver los restos dijo: “Es mi hijo, es Miguel”. Con sus manos temblorosas, el hombre enmudeció.

Reportada la desaparición

Miguel Ramón Vera Pereira, de 39 años, había desaparecido el lunes 28 de julio. Lo vieron alrededor de las 21:00 en el sector Palestina, a pocos kilómetros de su vivienda, en la comunidad Venado. Aquella noche, él no volvió a casa. No avisó. Solo desapareció.

La búsqueda comenzó al amanecer del martes 29 de julio. Vecinos, amigos y parientes organizaron brigadas, se internaron en caminos, entre la vegetación, por esteros. Recorrían veredas con linternas, preguntaban casa por casa. El padre tenía la esperanza de hallarlo vivo. El río Sandoval guardaba silencio.

La brutalidad del crimen provocó indignación en Chontaduro. No solo es un acto atroz, sino también un mensaje, un símbolo del avance del terror en la zona. Pese a ser una parroquia rural, donde los días transcurrían en relativa calma, la violencia ha comenzado a alterar a sus habitantes.

“Estamos cansados de callar. Hoy fue Miguel, mañana puede ser cualquiera de nosotros”, expresó un vecino durante la vigilia que organizaron esa noche, con velas encendidas, a orillas del río.

A José Jeremías Vera, el dolor le atravesó el pecho. Su hijo, aquel joven trabajador, le fue arrebatado de manera cruel. Miguel era conocido por su trato afable y faenas agrícolas. Sus tres hijos pequeños hoy preguntan por él.

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