Los cangrejos ya estaban servidos, pero Rolando Ayala, quien había llegado desde Durán a visitar a su familia en la parroquia La Unión, en Babahoyo, provincia de Los Ríos, no alcanzó a probarlos. La tarde del martes 29 de julio de 2025, mientras se disponía a comer, recibió una llamada y le avisaron que su padre, Edwin Fabricio Ayala Pulecio, había sido asesinado en el sector La Patricia, dentro de la hacienda La Clementina.

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“Yo me estaba alistando a comer con todos, ya estaba todo servido, pero cuando me llamaron dejé los cangrejos botados y salí corriendo. No lo podía creer. Esa misma tarde habíamos conversado, antes de irse a su motocicleta. Fue la última vez que lo vi con vida”, contó el hijo, aún desconcertado.

El crimen ocurrió alrededor de las 16:45, en una vía de tercer orden. Según el informe de la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida (Dinased), el hombre fue hallado sin vida junto a su motocicleta, con dos impactos de bala en la cabeza. Criminalística levantó en la escena dos vainas percutidas, utilizadas comúnmente en fusiles.

Actividad a la que se dedicaba la víctima

Ayala, de 51 años, conocido como Loco Tino, vivía solo y trabajaba haciendo fletes en su motocicleta. Al hombre no se le llevaron sus pertenencias ni la motocicleta, lo que sugiere que el hecho no fue cometido por robo.

La tragedia hizo que Rolando, quien había llegado esa misma mañana desde Durán y tenía previsto regresar ese mismo día a su casa, se quedara para hacer los trámites mortuorios de su progenitor,

La víctima fue recordada en los exteriores de la morgue como un hombre trabajador, bromista y querido en la parroquia. Mientras tanto, sus familiares esperan que las autoridades den con los responsables de este hecho que los deja sumidos en el luto.

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