El aire en El Tambo, cantón Quinindé, provincia de Esmeraldas, todavía carga el peso de la tragedia ocurrida la madrugada del jueves 17 de julio de 2025, cuando cuatro hombres perdieron la vida asfixiados dentro de un pozo. No obstante, también transmite la solidaridad y el soporte para la familia desmembrada.

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La devastadora escena de tres cuerpos sin vida en la humilde vivienda familiar, cubiertos por una sábana, reflejó la magnitud del dolor y la precariedad. No había recursos para ataúdes ni velas, solo el desconsuelo de una familia rota, que perdió a sus pilares de manera repentina. Sin embargo, la comunidad de El Tambo y autoridades locales actuaron ante la tragedia.

El Patronato Municipal de Quinindé y el Cuerpo de Bomberos gestionaron la donación de tres féretros para los hermanos Miguel Antonio, Carlos Ramón y Fabián Isaías Márquez Zambrano. La familia de Edwin Fernando Rosado García, cuñado de los Márquez, se hizo cargo del féretro para él.

El Gobierno Parroquial de La Unión facilitó los trámites legales y un espacio en el Cementerio General para que los cuatro hombres pudieran descansar juntos, mientras vecinos organizaron colectas para comprar los alimentos y bebidas que compartieron en el velorio.

Niños y mujeres tejieron coronas con flores silvestres y ramas, demostrando que, a pesar de la pobreza, el amor y la humanidad sobran en El Tambo.

Dejaron una lección de amor fraternal

El sepelio de los parientes fue programado para las 14:00 de este viernes 18 de julio, bajo un cielo encapotado que parecía llorar junto a los deudos.

Esta tragedia ha dejado una huella imborrable en La Unión, no solo por la inmensa pérdida, sino por el acto heroico y desesperado de estos hombres que dieron su vida por la familia. A la vez, evidenció la poderosa respuesta de un pueblo ante el dolor.

Las investigaciones continúan para determinar el tipo de gas que se acumuló en el pozo y las circunstancias exactas del fatal accidente.

Mientras, en El Tambo se recuerda a los caídos, cuyo infortunio despertó la cara más solidaria de un rincón olvidado de Esmeraldas. Miguel, Carlos, Fabián y Edwin ya no están, pero dejaron algo más que su ausencia: dejaron una lección de amor fraternal.

¿Cómo sucedió la tragedia?

Miguel Márquez se percató que había una fuga en un cilindro de gas de la casa, lo sacó y arrojó al pozo para evitar que explotara. Aquello habría generado una trampa mortal en la que cayeron los cuatro parientes.

Según testimonios de vecinos, la cadena de muertes comenzó cuando uno de los hermanos, Carlos, descendió a la fosa  para recuperar un cilindro de gas, supuestamente defectuoso, que fue arrojado por Miguel.

Como no salía, su hermano Isaías bajó en un intento de rescate y tampoco salió. Luego bajo otro ñaño. Los tres quedaron dentro. Edwin, el cuñado, fue el cuarto y último en bajar y tampoco salió. La letal mezcla de gases los asfixió en cuestión de segundos.

“Nos avisaron que algo pasaba, que uno de los muchachos se había desmayado en el pozo… pero cuando llegamos ya eran cuatro los muertos”, contó una parienta.

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