Jéssica guarda un recuerdo que roza lo paranormal. “Es una ambivalencia de sensaciones”, contó esta quiteña de 48 años a EXTRA, relatando un momento que jamás olvidará.

La mujer, madre de dos hijos, tenía 9 años cuando vivía en La Tola, centro de Quito. “Nosotros teníamos una vecina que nos cuidaba desde pequeños”, recordó. Aquella amiga de la familia tenía una hermana igual de amorosa, pero una tragedia estaba por llegar.

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La señora, de alrededor de 62 años, enfermó. Según Jéssica, los doctores le diagnosticaron cáncer terminal de estómago. “Ella dijo que no quería someterse a ninguna quimioterapia”, explicó.

La desgracia motivó a Jéssica a hacer algo por su querida amiga: cada tarde, después de la escuela, corría a su casa con una Biblia en la mano. “Yo le leía algunos versículos”, dijo.

La vecina pedía especialmente pasajes del Evangelio según San Marcos, que narra los hechos más poderosos de Jesús, su vida y muerte. Jéssica se sentaba sobre la tabla colocada en un balde de plástico que la señora usaba para guardar sus chucherías, mientras descansaba con el pie sobre la cama de la moribunda.

La conexión telepática de la quiteña y su vecina

Unos días después, mientras estaba en casa de una tía, Jéssica sintió una opresión en el pecho. “Algo me decía que fuera a mi casa y hasta le lloré a mi tía para que me llevara”. Corrió y llegó justo cuando su vecina apenas alcanzó a decirle: “Adiós”. La mujer había fallecido, dejando a Jéssica impactada.

Pero lo extraño continuó. Días después del sepelio, sentía una presencia pesada en su hogar, como si alguien quisiera comunicarse. Y fue así: su vecina se le apareció en sueños con una mueca extraña, pero sin hablar. Al despertar, notó algo desconcertante: el pequeño balde que siempre las acompañó estaba en el pie de su cama.

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Harold Hernández, investigador de lo paranormal, explica que percibir lo que le ocurre a otro en el momento de su muerte se trata de una conexión telepática. “Cuando existe un fuerte lazo emocional, al morir esa persona se produce un contacto telepático y se perciben su angustia o dolor”.

Según Hernández, cuando el espíritu se aparece en ese instante, el fenómeno se llama “coincidencia de muerte”, y ocurre cuando busca despedirse. Lo del balde en la cama de Jéssica fue una forma en que el espíritu intentó comunicarse y agradecerle; en inglés se conoce como ADC: After Death Communication, o “comunicación después de la muerte”.

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