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Quito

En Hervidos El Tropical llegan comensales de todas las edades.Franklin Jácome

¿Dónde tomar canelazo en Quito? Tres lugares tradicionales del Centro Histórico

Tres rincones del Centro Histórico conservan la esencia del hervido de naranjilla. Entre rocolas y ollas de barro, esta bebida sigue vigente

Las Fiestas de Quito ya se sienten en el Centro Histórico. Las calles se llenan de comparsas, pregones, bandas y turistas que buscan una pausa caliente entre tanta caminata. Aquí, entre balcones coloniales adornados con geranios y piedras patrimoniales, el canelazo sigue siendo el respiro más tradicional.

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El sabor a naranjilla, el aroma a canela y el golpe tibio del aguardiente marcan el ritmo de estas noches frías. Y aunque la oferta es amplia, hay tres lugares que se han ganado un lugar en la memoria colectiva: Hervidos El Tropical, Nuestro Legado y los locales de La Ronda, donde la tradición se mezcla con historias familiares y una ciudad que nunca deja de celebrar.

Hervidos El Tropical: 70 años en la misma esquina

En la esquina de Pedro Vicente Maldonado y Francisco Quijano funciona, desde 1948, Hervidos El Tropical, un lugar que conserva el espíritu de un Quito que ya no existe, pero que aquí se resiste a desaparecer.

El local es pequeño, sencillo, auténtico: en la rocola suena un pasillo de Carlota Jaramillo, hay mesas antiguas, paredes esmaltadas y una atmósfera que no se puede imitar.

Edwin Idrovo, tercera generación, heredó el local casi por obligación del destino. Tras la pandemia, sus padres —de 93 y 79 años— no pudieron volver. “Es difícil, sí. Pero no podemos cerrar la puerta y decir ‘ya nos fuimos’. Hay que mantener la tradición”.

El hervido es un secreto de familia, transmitido sin prisa. “Es de naranjilla. El aguardiente es de fábrica, no adulterado. Garantizamos que ciegos no se van a quedar y que el chuchaqui no será fuerte”, relata Edwin.

Carlos y Edwin Idrovo aún mantienen la tradición de los hervidos tradicionales.Franklin Jácome

Mientras remueve la olla —como si fuera chocolate— recuerda historias que los vecinos repiten desde hace décadas: Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas, entre otras leyendas, pasaron por ahí y entonaron canciones con guitarra en mano. No hay fotos, pero sí testimonios que se mantienen vivos.

La esquina también ha sido escenario de videos musicales, entre ellos “Guayaquil City”, de Rocola Bacalao, y visitas de artistas urbanos contemporáneos. Esa mezcla entre tradición y cultura popular mantiene el lugar vigente.

Pero la historia va más allá. Sus padres, Ruth Borja y Carlos Idrovo, se conocieron en ese mismo local. Se enamoraron y se casaron. “Yo ya le vi interesada en mí a la que ahora es mi esposa y dije que le voy a hacer caso”, dice Carlos con picardía.

Edwin ha buscado modernizar el negocio sin que pierda su esencia. Ahora incluso manejan redes sociales y aceptan pago electrónico. “Todo el mundo usa eso”, comenta.

Nuestro Legado: cocina, casa colonial y tradición

A unas cuadras, en calle Bolívar y García Moreno, está Nuestro Legado, un restaurante que abraza la estética y la gastronomía quiteñas. La casa colonial, con pisos de madera, balcones y paredes gruesas, crea el ambiente perfecto para una noche de fiestas.

Su propietaria, Gabriela Avilés, explica que el Centro Histórico tiene una dinámica especial en diciembre. “Aquí se festejan los desfiles, el pregón. Muchos locales tienen eventos. Nosotros promovemos la comida para acompañar”.

En Nuestro Legado esta bebida se sirve con 'piquete' flameado.Franklin Jácome

Entre platos tradicionales y música en vivo, el canelazo es uno de los pedidos más constantes. El chef, José Luis Quinlli, detalla la receta que defienden año tras año: “Clavito de olor, pimienta dulce, anís estrellado, una ramita de canela, azúcar y naranjilla”.

Quinlli remueve la olla en olla de barro, para darle mejor sabor. “Se hierven primero las especias. Cuando salen los olores, podemos poner las naranjillas a cocinar”, explica.

Luego de 20 minutos, se cocinan las naranjillas para luego licuarlas. En este local se sirve en copas de cristal, acompañadas de la fruta y algunas ramas de canela. “El truco es flamear la bebida después de colocar el licor de caña. Le da potencia”, cuenta Gabriela.

El público —turistas, familias, parejas— suele pedir el canelazo para calentar las manos y sentir ese toque festivo que solo aparece en Quito en estas fechas.

La Ronda: donde el canelazo se vuelve paseo

Y si de tradición hablamos, La Ronda sigue siendo el corredor más icónico para quienes buscan música, artesanías y buena compañía. En esta calle, una de las más fotografiadas del Centro, el canelazo se convierte en la bebida que acompaña cada paso.

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Entre los locales que han ganado su espacio está el de Anita Guaygua, de 58 años, oriunda de Salcedo. Atiende desde hace cuatro años, pero aprendió a preparar canelazo desde niña, junto a su mamá.

“Le pongo mucho amor”, dice mientras sirve el hervido humeante.

En La Ronda hay varias opciones para tomar canelazo.Franklin Jácome

Anita espera que las ventas suban durante las fiestas, sobre todo porque La Ronda se convierte en un río de gente. Familias que vienen por artesanías, jóvenes que llegan por la música en vivo, turistas que quieren probar “lo más típico”.

Cada local ofrece su versión: unos más dulces, otros más fuertes, algunos con especias adicionales. Pero todos mantienen esa esencia que ha hecho que La Ronda sea un punto obligado en diciembre.

La tradición se mantiene caliente

El canelazo no solo es una bebida: es un puente entre generaciones. Y en estos tres lugares —la esquina intacta de Hervidos El Tropical, la casa colonial de Nuestro Legado y los pasillos vivos de La Ronda— se reafirma una costumbre que Quito no está dispuesta a perder.

En noches frías, con música de fondo y calles iluminadas, el hervido vuelve a ser protagonista. Y en estas Fiestas de Quito, la tradición está más vigente que nunca. ¡Sin canelazo, no hay fiesta!

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