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Quito

“Quito me cambió la vida”: la historia de Cecy Narváez, del laboratorio al escenario
La cantante contó cómo la capital transformó su destino: llegó a estudiar Biología y terminó convertida en una de las voces más queridas del país
Cecy Narváez llegó a Quito, desde Tulcán, hace 28 años. Venía con un objetivo claro: estudiar. “Primero saqué una licenciatura en Química y Biología; luego vine a la capital a complementar mi carrera. Estudié Biología”, recuerda.
Lo que no sabía entonces era que la ciudad le cambiaría la vida entera. “Prácticamente he vivido toda una vida aquí. Mis dos últimos hijos nacieron en Quito”, cuenta.
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La canción que lo cambió todo
Mientras trabajaba como docente, un compañero la animó a grabar unas canciones. “Grabé una sola canción. Y con esa canción probamos suerte”, relata la artista.
Una amiga la conectó con la empresa La Herencia Musical. Y ahí empezó el verdadero cambio. “Se hicieron cargo de la producción: ‘Corazón de Piedra’ y otros temas. Ese fue el arrancón de mi carrera. Y dejé la docencia y la biología” recuerda.
Quito, la ciudad que la proyectó
La capital no solo le abrió oportunidades, la empujó a su destino artístico. “Me proyecté musicalmente desde Quito. Recuerdo claramente ‘Corazón de Piedra’… entonces creo yo que no me equivoqué”, dice.

Eso transformó su día a día y su forma de vivir. “Como bióloga no pude ni siquiera viajar a Galápagos porque no podía pagar los vuelos. Ahora, como artista, viajo con mi esposo, mis hijos y hasta mi mamá. Eso me ha dado la música”.
El pregón que casi no se hace
Narváez fue una de las protagonistas del pregón en la plaza de San Francisco, junto con Batahola, La Vagancia y otros artistas, que casi se queda sin realizarse.
“Estoy contenta, porque casi no se iba a dar este evento; a último momento se pudo ejecutar”, contó entre bambalinas.
El pregón es uno de los eventos que quedaron en suspenso en el Sercop (Servicio Nacional de Contratación Pública), pero que sí se realizó.
La ciudad que adoptó y que la adoptó
Cuando habla de Quito, lo hace con cariño. Le encanta el Centro Histórico, su arquitectura, la comida, el ambiente festivo y, claro, el canelazo. “Es lo tradicional. Está fuerte, pero rico”, dijo entre risas al probar uno ‘pepo’ de trago en plena plaza para EXTRA.
La artista lo resume con claridad: “Quito me cambió la vida”. Y mientras vuelve al escenario para encender el pregón, brinda una vez más: “¡Salud, que viva Quito!”.
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