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Quito

Andy Díaz habló sobre sus experiencias de discriminación.canva

Movilidad en Quito: un calvario para quienes tienen discapacidad

Gradas, huecos y puertas cerradas  exponen las barreras que enfrentan a diario estas personas. El caso de Andy Díaz lo puso de nuevo en debate

“¡Aquí no puede entrar con su perro!”. Esa fue la respuesta que escuchó Andy Díaz, abogado y creador de contenidos no vidente, cuando intentó ingresar con su perro guía Kenshi a la estación Eloy Alfaro de la Ecovía.

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Mostró su carné, la certificación internacional (Service Dog) y pidió lo mínimo: que le enseñaran la norma que supuestamente impedía el ingreso de un perro de asistencia. La respuesta volvió a ser negativa.

 El momento quedó grabado, se difundió en redes sociales y encendió el debate sobre accesibilidad y movilidad inclusiva en Quito.

Cambios, no castigos

La Empresa de Pasajeros de Quito informó que el custodio pertenece a una empresa privada de seguridad y ordenó su reubicación fuera del corredor, no su despido. Andy no exigió sanciones ejemplares, pidió transformaciones.

Entre sus propuestas están capacitar a guardias y conductores, y colocar un sello visible en estaciones y comercios con la frase: “Aquí sí pasa tu perro de asistencia”, con reglas claras de identificación como arnés, chaleco, traílla, placas y certificación.

El guardia fue despedido tras el incidente.canva

“¿Por qué no nos llaman? Trabajo en academia. Sin las personas con discapacidad en la mesa, las soluciones no funcionan”, subraya Andy.

Barreras que se ven en Quito

El caso reveló los obstáculos cotidianos. En la avenida Eloy Alfaro hay gradas y desniveles; en otras paradas el andén parece a nivel, pero al bajar queda un hueco. “Con bastón puedes hundirte; con silla de ruedas, simplemente no subes”, explica.

Fuera de las estaciones, la situación empeora: buses que no se detienen en el sitio correcto, frenazos, bajadas “al vuelo” y choferes que dejan a los pasajeros en plena calzada. Andy recuerda que en su último viaje lo bajaron en media calle, cerca de un centro comercial, con autos y motos pasando a centímetros.

Barreras invisibles: la actitud

Las trabas más duras no siempre son físicas. Para Andy, la pared más alta es la actitud: la falta de empatía y el “no” automático.

“A veces basta con una guía verbal: ‘Aquí hay una grada, cuidado’, para evitar una caída”, señala. También confiesa que le han dicho que “hace problema por todo”. Su respuesta es clara: “No hago escándalo; hago evidencia”.

El metro de Quito es, hasta ahora, el único sistema amigable para personas con discapacidad.Franklin Jacome

Lo que funciona y lo que falta

El Metro de Quito es, para Andy, el sistema más accesible de la ciudad. Sin embargo, un buen ejemplo no basta si alrededor persisten huecos, gradas y puertas cerradas.

Por eso plantea la creación de un “Barrio Inclusivo de Quito”: rutas seguras, señalética útil, personal capacitado y participación real de las personas con discapacidad en la planificación urbana.

La ley y su historia personal

El recorrido de Andy está marcado por episodios de bullying, discriminación y puertas cerradas. Ha escuchado frases como “pida para llevar” o “siéntese atrás” en locales y buses.

Un episodio de discriminación en un plantel educativo de su natal Ibarra lo motivó a estudiar jurisprudencia y derechos humanos. Hoy, desde la academia y las redes sociales, convierte esas experiencias en evidencia para exigir que Quito deje de ser una ciudad llena de barreras.

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