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Quito

Consulta popular: los inconvenientes que se presentaron antes del sufragio
Los jóvenes solo hacían su trabajo, pero la gente creía que estaban haciendo proselitismo. Comerciantes se alistan para una jornada para ganar dinero
Tres chicos salieron de una camioneta con estiletes y destornilladores. Caminaron lentamente y se dirigieron a unas pancartas y gigantografías con propaganda electoral, pegadas en los alrededores del Colegio Mejía, en el centro norte de Quito.
Regresaron a ver nerviosos, preocupados con que los transeúnte los confundieran con activistas político de algún movimiento en particular.
Uno de ellos cuenta que desde el jueves 13 de noviembre, su misión ha sido retirar los afiches, panfletos e imágenes que puedan inducir el voto en el contexto del referéndum y consulta popular 2025.
Este material se instaló durante la realización de concentraciones políticas o actos proselitistas de parte de varios actores sociales.

Inconvenientes previo a elecciones
El 14 de noviembre entró en vigor el silencio electoral que se mantendrá hasta la noche de hoy, tiempo en el que la ley prohibe la difusión de propaganda electoral, opiniones o imágenes en medios de comunicación y digitales.
Pese a que los jóvenes tenían puesto un chaleco del Consejo Nacional Electoral para ser identificados como funcionarios que realizan su labor, ellos comentaron que varios ciudadanos los increpaban al verlos sacar los afiches.
Según los chicos, los confundían con miembros de algún partido político y los insultaban. En otras ocasiones, los obligaban a retirarse y no les permitían trabajar en paz.
Ganando puesto
Verónica Talón esperaba afuera de un local frente al colegio Juan Montalvo, en el norte de la ciudad. Uno de sus hijos tenía que recibirle para meter las compras que hizo en el mercado: cebolla, lechuga, papas y embutidos.

Con estos alimentos ella prepara salchipapas en ese establecimiento; sin embargo, cuando existen elecciones electorales, ella lleva un carrito unas cuadras más abajo para ofrecer a los votantes.
Según su cálculo, compró insumos para preparar más de 100 dosis que le durarían en toda la jornada electoral. “Siempre es bueno vender en estas fechas. Cualquiera de las personas que sale compra algo”.
En el sur, en el colegio Montúfar, se podía apreciar a otros comerciantes que instalaban coches y extendían cables para agarrar luz de algunos locales. Se trataba de familias que se dedican a emplasticar documentos.
Esta es una de las actividades económicas que más se puede ver en los exteriores de los recintos electorales del país.

Orden y control
Por la mañana, en otros colegios emblemáticos como el Sebastián de Benalcázar, en el norte de la capital, miembros de las Fuerzas Armadas descendían con los kits electorales para dejarlos cerca de las urnas que se instalaron en las aulas.
Además, colocaban señalética que permitirá al ciudadano evitar cometer infracciones como utilizar dispositivos electrónicos mientras sufragan.
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