A menos de un mes del aniversario 198 de la fundación de Esmeraldas, el cantón enfrenta una intensa polémica. Ocho de los nueve concejales municipales han solicitado formalmente al alcalde Vicko Villacís la suspensión de las festividades previstas para el 5 de agosto y han propuesto que los cerca de 600.000 dólares destinados a la celebración se redirijan a obras urgentes de infraestructura y servicios básicos.

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La propuesta fue presentada el 10 de julio, amparada en el artículo 58.1 del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD), que permite a los ediles plantear políticas públicas y fiscalizar su cumplimiento. En el oficio enviado al alcalde, los concejales advierten que la situación actual del cantón requiere decisiones responsables que prioricen las verdaderas necesidades de la ciudadanía.

Entre las obras sugeridas están el bacheo de calles, la rehabilitación del alumbrado público, la reparación del mercado municipal, la construcción de subdrenajes pluviales, el mejoramiento de parques y espacios públicos, así como inversiones en proyectos de desarrollo social y económico, tanto en áreas urbanas como rurales.

La petición fue firmada por los concejales Galo Cabezas, Ramón Echeverría, Liliana Orejuela, Jorge Perea, Víctor Manuel Rodríguez, María Luisa Cuero y Yoli Márquez Cetre. La única edil que no suscribió el pedido fue la vicealcaldesa Laura Yagual.

Mientras el alcalde Villacís mantiene silencio público sobre la solicitud, la controversia se ha trasladado a redes sociales, medios locales y reuniones comunitarias. Uno de los sectores que ha reaccionado con mayor firmeza es el gremio turístico.

Gremios del turismo se oponen

Representantes de la Cámara de Turismo y asociaciones de bares, restaurantes y prestadores de servicios de Playa Las Palmas rechazaron la propuesta de cancelación. Según ellos, las fiestas del 5 de agosto representan una oportunidad crucial para la reactivación económica, tras meses de dificultades.

“Apoyamos al alcalde al cien por ciento para que esta fiesta se realice. No hay otra fecha en el año que nos beneficie tanto. Llevamos tiempo arrastrando deudas, y este evento nos permitirá pagarlas y sostener nuestros negocios”, señaló un vocero del gremio turístico en una rueda de prensa.

Comerciantes de Las Palmas afirman que ya realizaron inversiones importantes: contrataron personal, adquirieron insumos y renovaron locales. “Tenemos acuerdos con proveedores, estamos listos para recibir turistas. Si se suspende, será un desastre para todos. Sería un fracaso”, lamentó otro de los empresarios.

Celebración o atención a necesidades postergadas

El debate ha dejado al descubierto una fractura en la visión de desarrollo local. Mientras los concejales insisten en priorizar la inversión en obras básicas y ejercer un uso responsable de los recursos, los sectores productivos defienden una tradición que también representa sustento para cientos de familias.

Las calles de Esmeraldas reflejan ambas realidades: baches, mercados deteriorados, veredas rotas y parques sin iluminación; pero también, la esperanza de quienes dependen del turismo para subsistir. “Esta fiesta no es un lujo, es una necesidad para nosotros”, recalcan los emprendedores.