Luego de dos muertes violentas y el hallazgo de armamento dentro del Centro de Privación de Libertad No. 1 El Oro, las autoridades ejecutaron el traslado de 43 privados de libertad considerados de alta peligrosidad. La intervención se desarrolló la mañana del jueves 10 de julio bajo un fuerte resguardo militar y policial.

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El operativo fue coordinado por el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), con apoyo de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Los reos fueron movilizados hacia cárceles de Cotopaxi y Guayas.

Vehículos blindados tipo David, dos Cobra, más de 20 motocicletas y patrulleros bloquearon los alrededores del penal, generando tensión entre familiares que se acercaron al conocer sobre la intervención. El despliegue evitó cualquier alteración del orden público durante el procedimiento.

Bandas enfrentadas dentro de la cárcel

Según fuentes policiales, entre los internos trasladados se encontraban 24 miembros de la organización criminal ‘Lobos Espejo’ y 19 de ‘Lobos Box’. Estas facciones surgieron tras la fragmentación de ‘Los Lobos’ y mantienen una violenta pugna por el control del centro carcelario desde junio de 2024.

Los enfrentamientos entre estas bandas han dejado un saldo de violencia creciente dentro del CPL No. 1 El Oro. Las autoridades temen que estas disputas se extiendan a otros centros penitenciarios si no se toman medidas urgentes de aislamiento y control.

El coronel William Calle, jefe de la Zona 7, informó que el respaldo logístico fue proporcionado por Policía y Fuerzas Armadas, aunque la operación fue liderada en su totalidad por el SNAI.

El detonante de esta intervención fue el asesinato de un interno hace dos semanas. Según las investigaciones, un reo se hizo pasar por enfermo para salir de su celda y ejecutar el ataque armado, que terminó con un muerto y dos heridos en el pabellón afectado.

Poco después, durante una requisa, agentes penitenciarios hallaron una granada y un arma de fuego escondidas dentro de una celda. Este hecho evidenció la gravedad de la crisis de seguridad dentro del centro carcelario.

Fuentes del sistema de Inteligencia indicaron que, desde hace meses, se venían registrando amenazas contra funcionarios del penal. Entre los mensajes intimidatorios, mencionaron la aparición de panfletos con cabezas de cerdo dirigidos a directivos, lo que provocó la renuncia de algunos de ellos.

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