Rocío Gualoto sacó a su hijo del colegio Central Técnico, en el norte de Quito, hace más de un año, porque creyó que su integridad estaba en riesgo.

En ese entonces, el adolescente, de 14 años, le conversaba que unos compañeros del aula pretendían obligarlo a formar parte de una pandilla, pero él no aceptaba.

Ante la negativa, los chicos supuestamente lo amenazaron de muerte y esta fue la razón por la que su madre decidió retirarlo del plantel.

Ahora, Gualoto vela por la seguridad de su sobrina, quien está en tercer curso y teme que llegue a pasar algo con ella, sobre todo luego del incidente registrado dentro del establecimiento el 19 de junio, cuando dos estudiantes fueron pillados con licor, un arma de fuego y municiones.

Aunque las autoridades educativas desmintieron que los chicos habían llevado el revólver para amenazar a un docente del plantel, esa es la única teoría que se manejaba con respecto al hecho.

Reunión con autoridades

Christian Veloz, presidente de la Asociación de Profesionales de la Educación (APE), llegó al Ministerio de Educación el 23 de junio para reunirse con la jefa de esta cartera de Estado, Alegría Crespo, y conversar sobre los riesgos que viven los docentes de todo el país en el contexto de violencia actual.

Veloz afirmó que el caso registrado en el Central Técnico sí se trató de una intimidación a un profesor del colegio. “No es un hecho aislado como quieren hacer creer”. No obstante, al día siguiente del altercado, una autoridad de a Secretaría de Educación dijo que el caso no estaría relacionado con esa afirmación. 

¿Quiénes amenazan a los docentes?

El dirigente añadió que las amenazas que sufren los profesores a nivel nacional es la principal preocupación del gremio. La mayoría de docentes, según él, son víctimas de extorsiones, que por lo general son perpetradas por miembros de grupos de delincuencia organizada, que presuntamente reclutan a estudiantes o a sus padres para formar parte de las estructuras criminales.

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Renuncias y miedo de profesores

Veloz manifestó que el temor que tienen los docentes los inclina a tomar dos decisiones. La primera es directamente iniciar el proceso de renuncia al nombramiento, porque temen que los agredan dentro de las aulas o atenten contra algún miembro de su familia.

Por otro lado, profesores de la Costa han pedido el cambio a la Sierra, porque no quieren continuar con la zozobra de vivir amenazados. “Esto genera una brecha importante de docentes. En algunos planteles se está optando por dar clases vía telemática”.

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