Un hombre sostenía una bandeja de metal con decenas de caramelos y los ofrecía a los invitados que llegaban a una cancha de ecuavóley ubicada en la Ferroviaria Alta, en el sur de Quito.

En este lugar instalaron una capilla ardiente para velar los restos de su primo, Edgar Marcelo Camalli, el exsargento de Policía que fue encontrado sin vida dentro de un vehículo la mañana del 12 de mayo, en el sector de Chimbacalle.

Él era conductor de aplicaciones móviles y salió la noche anterior para realizar carreras, pero no volvió más. Cuando le encontraron, la víctima estaba maniatada y con huellas de que había sido apuñalada con un objeto punzante. Según el primo de Camalli, una de las heridas perforó su corazón y habría causado su muerte.

Nuevos detalles del caso

El familiar del fallecido encargó la bandeja de caramelos a otra persona y le contó a EXTRA que él también es policía.

Recuerda que solía aconsejarle a Camalli que no trabajara como taxista en las noches, sobre todo en barrios del sur capitalino. “El noventa por ciento de los procedimientos que tengo con muertos en vehículos tienen que ver con conductores que trabajan con aplicaciones”.

El familiar también presume que los sospechosos del crimen serían personas que viven por la Ferroviaria Alta, por la trayectoria que habían tomado.

Confirmó a EXTRA que vio las grabaciones de las cámaras de seguridad del sector en el que hallaron a su primo y, según él, en los videos se puede escuchar que los moradores gritaron cuando vieron que algo extraño estaba sucediendo dentro del automóvil.

Luego, supuestamente, salieron dos jóvenes que hicieron disparos al aire con un arma de fuego y corrieron desesperados, “pero a mi primo ya le dejan muerto”, comentó. Un vecino añadió que ese día estaba un individuo más que no sale en las grabaciones.

La carrera policial de la víctima

Los familiares de la víctima colocaron el gorro del uniforme de Camalli encima del féretro y junto a este una dedicatoria para recordarlo.

Una de sus sobrinas comentó que el exsargento trabajó como agente de la Policía Judicial durante casi los 20 años que sirvió a la institución. Siempre vestía de civil para hacer sus misiones y por eso, según ella, el gorro estaba como nuevo.

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Antes de cumplir dos décadas lo cambiaron a la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO), pero no le habría gustado y al poco tiempo pidió la baja y se dedicó a trabajar como taxista. Vivía con sus padres y deja tres hijos en la orfandad.

La última celebración del Día de la Madre

La noche del domingo 11 de mayo, el expolicía había organizado una comida con sus familiares por el Día de la Madre y también habían jugado naipes.

Luego de eso, él les dijo que iba a trabajar y, aunque sus parientes le insistieron que se quedara, decidió partir. La cancha donde lo velaron era de su propiedad y allí solían organizar juegos deportivos los fines de semana.

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