El 4 de julio de 2023, en Nueva York, Nan DeBlase paseaba con su perro Duke cuando ocurrió una tragedia. Mientras caminaban por la calle, un conductor se saltó una señal de stop y atropelló al animal, que iba sujeto por la correa.

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El impacto fue fatal, y Duke murió instantáneamente. El dolor de DeBlase fue inmenso, y expresó en sus redes sociales: “Quería a este perro más que a mi propia vida y nada será igual sin él”.

El caso de Duke: la tragedia que inspiró el cambio

Poco después de la tragedia, Nan DeBlase presentó una demanda legal solicitando una indemnización mucho mayor que la que establece la ley de Nueva York para estos casos. Tradicionalmente, la legislación solo permitía reclamar el valor económico de la mascota, que en este caso estaba valorada en unos 2.000 euros, así como los gastos médicos. 

Sin embargo, DeBlase decidió desafiar la ley, considerada por ella como “anticuada”, y exigió una compensación por la “angustia emocional” que le causó la pérdida de su querido perro, en un publicación en The New York Post comentó, “di un paso para quitarme del camino de ese monstruo, que no solo se saltó la señal de stop, sino que además estaba girando a la izquierda”

Recientemente, el juez Aaron Maslow ha dado parcialmente la razón a DeBlase. Aceptó la reclamación argumentando que la mujer fue testigo directo del accidente y que estuvo en peligro en el momento en que el conductor atropelló a Duke. 

El magistrado destacó que el suceso causó un sufrimiento emocional que va más allá de la simple pérdida de una propiedad, y añadió: “Este tribunal no ve razón para que una mascota querida no sea considerada como ‘familia inmediata’ en el contexto de la doctrina de la zona de peligro, según los hechos presentados”.

Reacciones y apoyo de organizaciones de Derechos de los animales

El fallo fue aplaudido por organizaciones como el Nonhuman Rights Project, que lo calificaron como un avance significativo en el reconocimiento de los derechos de los animales. 

El juez Maslow subrayó además cómo la sociedad ya trata a los animales como miembros de la familia, citando ejemplos como testamentos para mascotas, decisiones de custodia en divorcios y la creciente aceptación de los animales en hoteles y aerolíneas.

Sin embargo, fue claro al señalar que su decisión es una “excepción” y solo será aplicable en casos específicos. La sentencia establece que solo se concederá compensación en situaciones donde el animal esté atado y su dueño sea testigo directo de la negligencia que lleva a la muerte del animal, además de estar en peligro durante el evento.

El alcance del fallo y la reflexión de Trevor DeBlase

Aunque el fallo marca un hito, su alcance es aún limitado. Actualmente, solo se aplica en casos donde un perro es atropellado mientras está sujeto con correa. Sin embargo, para la familia DeBlase, el veredicto representa un pequeño consuelo. 

Trevor compartió en redes sociales una emotiva foto de Duke luciendo un esmoquin verde y expresó: “Saber que algo bueno surgió de esta tragedia me da algo de consuelo”.

Este fallo no solo es un avance para los derechos de los animales, sino también un recordatorio de la profunda conexión emocional que las personas tienen con sus mascotas, que para muchos, son más que solo animales: son parte de la familia.

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