Gritos al unísono se escuchaban afuera de la Unidad de Flagrancia, norte de Quito, a favor de 38 de los 40 detenidos por el caso del call center desmantelado en la capital, tras ser señalado por la Policía como un sitio desde donde supuestamente se extorsionaba.

Durante la mañana de este 4 de julio, los indagados fueron a la dependencia para rendir sus versiones. Afuera, carteles, camisetas con imágenes de los aprehendidos y clamores de justicia completaban el panorama, cuyo proceso inició el 25 de junio durante un allanamiento a un edificio donde funcionaba el centro de cobranzas.

Esa fecha, las autoridades explicaron que, presuntamente, la empresa en la que laboraban los procesados servía como fachada para entregar préstamos a través de aplicaciones. Al momento de cobrar, las víctimas eran amenazadas: se usaban imágenes pertubadoras como decapitaciones y otras tretas, según el parte policial del caso al que EXTRA accedió.

Una promesa a favor de una detenida del caso call center

Sin embargo, los parientes de los 38 indagados aseguraron que ellos son inocentes. “Son estudiantes que, por tener un mejor futuro, fueron a ese lugar a conseguir un empleo”, aseguró uno de los presentes.

Y, en medio de ese plantón, surgió un argumento desgarrador del tío de una de las capturadas. “Ella es como mi hija y la quiero demasiado. Y aquí, delante de todos, juro que si a ella la llegan a sentenciar, yo me quito la vida”.

Tras esa alarmante promesa, la gente gritó que no dijera eso. Según los presentes, la mayoría de los investigados habría sido engañados y serían víctimas también de una cadena de maltratos y abuso laboral.

En el parte se precisa que en el call center se entregaban chips para hacer las supuestas llamadas extorsivas. Además de los mensajes amenazantes que debían decirse. Al frente de esto estaban ciudadanos chinos, quienes fueron detenidos.

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