“Imagínese despertar una mañana y de repente todo el mundo parece una criatura de una película de terror”. Así describió Victor Sharrah, de 59 años, una condición que surgió repentinamente un día de invierno en Nashville, Estados Unidos.

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“Me acababa de despertar y estaba sentado en el sofá viendo la televisión cuando mi compañero de cuarto entró en la habitación y pensé: ‘¿qué estoy viendo?’. Entonces su novia entró y su cara era la misma”, contó Sharrah a CNN.

Este estadounidense padece una rara enfermedad llamada prosopometamorfopsia, o PMO, por la cual partes de los rostros de otras personas aparecen distorsionadas en forma, textura, posición o color. Sin embargo, los objetos y otras partes del cuerpo de una persona permanecen normalmente intactos. “Es como mirar demonios”, sostuvo.

En la actualidad, Sharrah trabaja en estrecha colaboración con científicos de la Universidad Dartmouth College, ayudando a probar varias intervenciones para aliviar o revertir los síntomas de la PMO.

Sharrah relató que inicialmente casi lo internan en un hospital psiquiátrico y una persona que se acercó a Dartmouth fue internada por psicosis, lo que plantea la pregunta: ¿Cuántas otras personas están institucionalizadas y reciben antipsicóticos cuando no son psicóticas?.

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