La agonía de los familiares de los reclusos asesinados el martes 28 de septiembre, en el Centro de Rehabilitación Social de Varones N 1 de Guayaquil parece no tener fin.

Han transcurrido 72 horas desde la masacre y aún 112 cadáveres no han podido ser retirados del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses porteño.

Procedente de Esmeraldas, la mañana del miércoles llegó al Puerto Principal, María Casierra. Ella vino para retirar los restos de su cónyuge Jorge Mongarango Cox, quien es uno de los 118 internos víctimas de la masacre carcelaria.

"Somos de escasos recursos y no tenemos dinero para llevar el cuerpo a Esmeraldas. Queremos ayuda. Mi conviviente fue detenido porque se lo acusó del hurto de un celular. No merecía una muerte así, lo asesinaron con un machete", manifestó con pesar María.

Pero no solo los familiares de los fallecidos padecen el desconsuelo por lo ocurrido en la cárcel porteña, también, los parientes de los 79 reclusos que aún permanecen hospitalizados viven momentos de angustia.

De acuerdo a información recabada por este Diario en el instituto forense, se conoció que hasta la mañana de este 1 de octubre se han entregado solo 6 cuerpos de los 26 privados de libertad que ya han sido identificados.