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En Mejía, una madre 'producía' videos pornográficos abusando de sus hijas
La implicada y su pareja fueron sentenciados por este delito cometido en Pichincha. La Fiscalía dio detalles del espeluznante caso
Dos personas fueron sentenciadas luego de comprobarse, en primera instancia, su autoría en un delito de producción y comercialización de pornografía usando a menores de edad. Fiscalía informó que la decisión judicial se basó en las pruebas presentadas durante el juicio.
Se trata de una mujer y su marido, quienes abusaron y obligaron a las hijas de la fémina a grabar videos. Por eso, María Alexandra fue sentenciada a 26 años de prisión por producir material de abuso sexual infantil, delito tipificado en el artículo 103, inciso tercero, del Código Orgánico Integral Penal (COIP).
La norma contempla esta pena agravada cuando el responsable es el padre, la madre o un familiar cercano de la víctima. Por su parte, Diego Fernando recibió una condena de 13 años de privación de libertad por la comercialización de este tipo de contenido, conforme al artículo 104 del mismo cuerpo legal.
Las sanciones económicas en este caso ocurrido en el cantón Mejía
Además de las penas privativas de libertad, los sentenciados deberán pagar sanciones económicas. María Alexandra fue multada con 800 salarios básicos unificados (SBU), mientras que su pareja deberá pagar 60 SBU. Como parte de la reparación integral a las víctimas, ambos deberán cancelar conjuntamente 10.000 dólares.
Los hechos salieron a la luz el 6 de junio de 2024, tras un allanamiento ejecutado por la Fiscalía de Delincuencia Organizada Transnacional e Internacional (Fedoti), en un inmueble del cantón Mejía, en Pichincha. Durante el operativo fueron rescatadas una niña de 10 años y una adolescente de 14, quienes eran obligadas por su madre y su padrastro a participar en la producción de contenido sexual.
En la audiencia de juzgamiento, la fiscal del caso sustentó su acusación con elementos clave como el testimonio de otra hermana mayor de las víctimas, quien denunció el hecho tras haber sido también víctima en el pasado. Se incorporaron además pericias psicológicas y de entorno social practicadas a las niñas, así como una pericia antropológica que permitió confirmar sus edades en el material audiovisual.
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