La elección de un nuevo Papa ha dado un giro inesperado en la historia reciente de la Iglesia Católica. Con el nombre de León XIV, el cardenal Robert Prevost asume el pontificado tras la muerte del papa Francisco, destacando no solo por su trayectoria en el Vaticano, sino también por su vínculo directo con el Perú, país donde sirvió como obispo y adquirió la ciudadanía.

Prevost, nacido en Chicago en 1955, tiene un fuerte lazo con la Iglesia peruana. Fue obispo de Chiclayo entre 2014 y 2023, y el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) ha confirmado que su Documento Nacional de Identidad peruano está vigente desde 2015. Su experiencia en el país marcó un periodo significativo en su carrera eclesiástica, tanto por su papel pastoral como por su participación en decisiones importantes de la Conferencia Episcopal Peruana.

Ciudadanía peruana y liderazgo en Chiclayo

La elección de Robert Prevost como Papa se produjo en el segundo día del cónclave. Hacia las 11:00 a.m. (hora Ecuador), el humo blanco confirmó la decisión. A los 69 años, el nuevo pontífice asume el liderazgo de la Iglesia Católica con una trayectoria que incluye su reciente función como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos que ocupó desde 2023 hasta su elección.

Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, y fue ordenado sacerdote en 1982. Tres años más tarde inició su misión en el Perú como canciller de la Prelatura Territorial de Chulucanas, lo que marcaría el inicio de una relación cercana y constante con el país andino. Durante más de una década desempeñó funciones pastorales, educativas y administrativas en Trujillo, donde fue prior, profesor de derecho canónico, director de formación y vicario judicial.

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En 2014, fue designado por el papa Francisco como administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo. Al año siguiente, fue ordenado obispo y adquirió la nacionalidad peruana. Ejerció ese cargo hasta 2023, periodo durante el cual también fue segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana y miembro del consejo permanente del episcopado.

Además de su labor pastoral, se pronunció públicamente sobre temas sociales y educativos. Entre sus posturas más visibles, rechazó la inclusión de contenidos de ideología de género en el currículo escolar peruano. “La promoción de la ideología de género es confusa, porque pretende crear géneros que no existen”, afirmó entonces.

Formación académica y servicio en el Vaticano

Prevost cuenta con una sólida formación académica. Estudió Matemáticas en la Universidad de Villanova, obtuvo una maestría en Divinidad en la Catholic Theological Union y luego se doctoró con honores en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino en Roma. Su dominio de varios idiomas y su experiencia internacional fortalecieron su perfil como miembro de alto nivel en la Curia Vaticana.

Fue prior general de la Orden de San Agustín durante dos mandatos (2001–2013) y, tras su labor en Perú, fue llamado nuevamente por el papa Francisco al Vaticano. En 2019, fue designado miembro de la Congregación para el Clero y luego de la Congregación para los Obispos. En 2023, Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos, uno de los órganos más relevantes en la estructura eclesiástica mundial.

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Durante su tiempo en el Perú, Prevost enfrentó cuestionamientos por presunto encubrimiento de abusos sexuales cometidos por sacerdotes. No obstante, la diócesis de Chiclayo negó tales acusaciones, señalando que estas formaban parte de una campaña de desprestigio previa al cónclave, posiblemente vinculada al caso del exarzobispo José Antonio Eguren, miembro del disuelto Sodalicio de Vida Cristiana.

Prevost sostuvo en su momento que la Iglesia debía actuar con “transparencia y acompañar a las víctimas”, postura que coincidía con el enfoque reformista del papa Francisco respecto a los escándalos por abusos en la Iglesia.

Un liderazgo que mira también a América Latina

El nuevo Papa, ahora León XIV, ha sido descrito por medios internacionales como una figura reservada, con vocación por el trabajo pastoral y la formación religiosa. Su paso por el Perú no solo marcó su camino dentro de la Iglesia, sino que también lo conectó profundamente con las realidades sociales y espirituales de América Latina, región que conoce de primera mano.

Con su elección, se abre una nueva etapa en el Vaticano, encabezada por un Pontífice que, si bien nació en Estados Unidos, posee ciudadanía peruana y un historial de servicio cercano a las comunidades más alejadas del país.

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