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La Puntilla: contrastes entre modernidad y abandono en Samborondón
La palabra Samborondón denota dos imaginarios totalmente diferentes, uno lleno de excentricidades y lujo, pero otro está lleno de baches y descuido
En Samborondón, el privilegio y familias acomodadas contrasta con el abandono de sectores como San Nicolás y Sabanilla, donde aún faltan calles pavimentadas, agua potable y servicios básicos. Vecinos exigen obras concretas y no solo promesas, mientras el Municipio asegura que las intervenciones están en camino.
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Dos realidades contrastantes
En el corazón de La Puntilla, uno de los sectores más exclusivos de Samborondón, se vive una paradoja dolorosa. Mientras hay urbanizaciones de lujo, colegios privados y centros comerciales brillan a lo largo de la avenida principal, solo a unos pasos, comunidades como San Nicolás y Sabanilla permanecen sumidas en el abandono.

Las promesas de desarrollo parecen no haber llegado para todos. En estos recintos, el polvo, los baches y la falta de servicios básicos marcan la vida diaria de cientos de familias que conviven con el lujo sin pertenecer a él.
Baches, polvo, a metros de distancia del progreso
Las calles sin pavimento, los huecos profundos y la ausencia de transporte regular no son exageraciones. “Aquí rodamos entre cráteres. Te tambaleas tanto que hasta los carros pesados sufren”, relata Douglas Quevedo, conductor habitual en la zona.
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Vecinos como Alejandra Cabello, que trota por estos caminos por la tranquilidad que ofrecen, reconocen lo impactante que es notar las diferencias: “Es correr entre dos mundos: uno pavimentado y floreciente, otro lleno de polvo y silencio”.
San Nicolás: Desarrollo que no cruza la calle
Los vecinos de San Nicolás no entienden por qué, estando tan cerca de Ciudad Celeste, viven sin lo mínimo. “No nos falta solo infraestructura. Nos falta presencia del Estado”, dice Adela Medina, vecina del sector.
La vía principal está plagada de baches. El transporte público es escaso y los adolescentes caminan largos tramos para llegar al trolleybus que los lleva a clase. Mientras tanto, los proyectos inmobiliarios y los cafés de diseño siguen creciendo a escasos metros.
Promesas sin cumplir
Aunque se han hecho obras puntuales en el pasado, como la pavimentación interna y un coliseo, los accesos principales siguen deteriorados. Matilda Vargas recuerda que las mejoras externas fueron anunciadas hace más de cuatro años. “Todo sigue igual... o peor”, comenta.

La situación se repite en Sabanilla, donde ni siquiera cuentan con suministro de agua potable constante. “Compramos pomas, esperamos tanqueros. Vivimos racionando hasta el agua con la que cocinamos”, denuncia Xiomara Mora, quien también reclama por la falta de alumbrado público.
Igualdad y equidad para todos
Los residentes reconocen los avances visibles en otras zonas, pero exigen equidad. “Estamos en La Puntilla, pagamos impuestos, votamos, y aún así nos tratan como si no existiéramos”, expresa una vecina que prefiere el anonimato.
Mientras unos estrenan parques, malecones y ciclovías, otros siguen pidiendo una plaza mínima, una vereda o una ruta segura para ir a la escuela.
Un Municipio que no actúa
El alcalde Juan José Yúnez asegura que sí se han hecho intervenciones y que vienen más. Destacó que ya se adjudicará la pavimentación de la entrada a San Nicolás, y que en Sabanilla se realizan estudios para su readecuación vial.
También recalcó que se han construido coliseos, se han enviado brigadas médicas y se han hecho mejoras en las escuelas, que ahora “ya no se inundan”.
¿Pronto cambiará esta realidad?
Vecinos como Rosa Moreno insisten en que no quieren más proyectos “en papel”, sino acciones concretas. “Estamos listos para ver cómo empieza el ‘Nuevo Samborondón’, pero queremos estar dentro del cambio, no fuera de él”.
Aunque el municipio afirma que estas zonas serán transformadas, la desconfianza sigue latente. Mientras tanto, San Nicolás y Sabanilla continúan siendo territorios olvidados, atrapados entre el lujo y el polvo.
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