“¡No me maten, por favor!”. Fue el grito que escucharon los moradores del sector Los Pinos, en el sur de Quito. Sonaron seis tiros y todo quedó en silencio. Minutos después, los lugareños vieron el cadáver de un hombre en un terreno baldío.

Sucedió a las 23:00 del 8 de diciembre. Un morador contó que regresaba a casa cuando vio una camioneta gris estacionada al frente. Estaba con las luces de parqueo activadas.

El vecino no le prestó atención. Entró a su casa y escuchó el llamado de auxilio seguido por una ráfaga de disparos. Salió a ver y el vehículo arrancó a toda velocidad con dirección a la avenida Simón Bolívar.

El hombre y otros moradores se acercaron al potrero y vieron el cuerpo de un hombre que estaba sentado. Tenía una capucha y no respondía. La gente creía que era alguien en estado etílico.

Sin embargo, cuando los agentes del Distrito Eloy Alfaro se acercaron al lugar e intentaron mover al sujeto, se percataron de que este tenía un orificio provocado por un proyectil en medio de la frente.

El mayor Daniel Torres indicó que no hallaron ninguna identificación entre sus pertenencias. “Por el momento, la teoría que se maneja es que fue una muerte selectiva”, pero se desconocen las causas. Los moradores tampoco lo ubicaban como un habitante de ahí.

Investigación

el jueves 9 de diciembre, hasta el mediodía, permanecían miembros de la Dirección Nacional de Muertes Violentas (Dinased) y de Criminalística recogiendo evidencias y hablando con los moradores del sector porque a pesar de que ellos escucharon cerca de seis disparos, la policía no halló restos balísticos en la escena y, además, la víctima solo tenía un balazo en su cráneo.

Por eso, revisan las cámaras de la zona para conocer si los victimarios lo asesinaron en ese lugar o solo arrojaron su cadáver.