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El Vaticano blindó la Capilla Sixtina con tecnología avanzada para el Cónclave
La Capilla Sixtina se convierte en una fortaleza digital para el Cónclave, con tecnologías de bloqueo y ciberseguridad sin precedentes.
La Santa Sede ha adoptado una postura más cercana a las operaciones de inteligencia que a una simple reunión clerical. Los métodos tradicionales de protección, como los "fumus" (el humo que indica el resultado del Cónclave) y los juramentos de silencio, ahora se ven complementados por un "apagón digital" total. La prioridad es cerrar todas las vías de acceso y comunicación, adoptando medidas modernas para mantener el aislamiento digital y evitar filtraciones.
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Blindaje total de la Capilla Sixtina
El centro de esta transformación ha sido la Capilla Sixtina, donde se celebrará el próximo Cónclave. Según detalló el diario Corriere della Sera, se han implementado diversas tecnologías para garantizar que la Capilla Sixtina se convierta en una zona hermética desde el punto de vista informático. Las principales medidas incluyen:
- Bloqueadores de frecuencia (Jammer): Dispositivos instalados en puntos estratégicos para evitar cualquier tipo de comunicación inalámbrica. Esto incluye la interrupción de señales de WiFi, Bluetooth y redes móviles, asegurando que no haya conexión a internet ni a redes externas.
- Películas protectoras anti-drone y anti-láser: Instaladas en los ventanales, estas láminas bloquean intentos de espionaje desde el exterior, como el uso de drones o dispositivos ópticos de largo alcance.
- Revisión de dispositivos electrónicos: Antes de ingresar al recinto, todos los cardenales electores deberán entregar sus teléfonos móviles, laptops y cualquier dispositivo electrónico. La única forma de comunicación será verbal y presencial.
- Aislamiento físico de la red informática: Todos los sistemas informáticos internos del Vaticano estarán desconectados de internet, y sus servidores serán reubicados en zonas de alta seguridad, como la Biblioteca Apostólica Vaticana.
- Red de comunicación encriptada: La Gendarmería Vaticana ha implementado canales de comunicación internos cifrados, accesibles solo para personal autorizado, ante cualquier emergencia o eventualidad de alto riesgo.

Alianzas globales para reforzar la ciberseguridad
El Vaticano ha decidido dar un paso más allá y, por primera vez, recurrir a empresas privadas y colaboraciones internacionales para reforzar su infraestructura de ciberseguridad. Entre las compañías que han sido contratadas se encuentran la británica Cip, especializada en protocolos cifrados, y la israelí Radure, reconocida por su experiencia en tecnologías de defensa activa.
Además, la Agenzia per la Cybersicurezza Nazionale (ACN) de Italia ha sido integrada como socio estratégico para coordinar el intercambio de información crítica y gestionar respuestas rápidas a posibles ciberataques.
Ciberataques al Vaticano: una realidad concreta
La necesidad de reforzar la seguridad cibernética del Vaticano no es meramente preventiva, sino una respuesta a los ataques sufridos en los últimos años. En 2022 y 2024, el sitio web oficial Vatican.va fue blanco de ciberataques altamente coordinados, coincidiendo con momentos de tensión geopolítica. Estos ataques fueron atribuidos, en gran parte, a actores estatales, con pistas que apuntaban a Rusia debido a los patrones técnicos y el contenido de los mensajes dejados por los hackers.
Estos incidentes dejaron claro que la Santa Sede es un objetivo en el escenario geopolítico y subrayaron la vulnerabilidad de la infraestructura digital. Un análisis posterior reveló que más del 90% de los sitios web del Vaticano carecían de un protocolo HTTPS, lo que los hacía susceptibles a interceptaciones. Frente a esta amenaza, el Vaticano no tuvo más opción que implementar una solución integral y multisectorial.
Seguridad total en un mundo digital
Con estas medidas, el Vaticano ha logrado transformar la Capilla Sixtina en una fortaleza digital e informática. A través de una serie de dispositivos y alianzas globales, se garantiza que el próximo Cónclave se llevará a cabo bajo un estricto control, protegiendo tanto la privacidad del evento como la integridad de la Iglesia. La combinación de tecnología avanzada con los métodos tradicionales de protección asegura que la elección del nuevo Papa se mantendrá a salvo de cualquier intento de interferencia externa.
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