La hipertensión pulmonar es una condición grave que afecta a las arterias de los pulmones y al lado derecho del corazón. Aunque rara, esta enfermedad puede ser fatal si no se diagnostica y trata a tiempo. En el Día Mundial de la Hipertensión Pulmonar, expertos y organizaciones de salud subrayan la importancia del diagnóstico temprano y el acceso a nuevos tratamientos que mejoran la calidad de vida de los pacientes.

(Lea también: La tos ferina en Ecuador ha acabado con la vida de seis menores de edad)

¿Qué es la Hipertensión Pulmonar?

La hipertensión pulmonar (HP) no es una sola enfermedad, sino un conjunto de condiciones en las que la presión en las arterias pulmonares se encuentra elevada. En particular, la hipertensión arterial pulmonar (HAP) es una de las formas más graves de esta patología, en la que las arterias que transportan la sangre del corazón a los pulmones se estrechan, bloquean o incluso se destruyen.

Este daño provoca un aumento de la presión en las arterias pulmonares, lo que obliga al corazón a trabajar más intensamente. Con el tiempo, el esfuerzo constante debilita el músculo cardíaco, lo que puede llevar a una insuficiencia cardíaca.

Diagnóstico tardío y síntomas comunes

La detección de la HAP suele ser un desafío. Los síntomas iniciales, como falta de aliento, fatiga, hinchazón en las piernas y palpitaciones, son fácilmente confundidos con otras enfermedades respiratorias comunes, como el asma o la EPOC. 

Los síntomas se agravan con el tiempo. En fases avanzadas, los pacientes pueden experimentar mareos, desmayos, y un color azulado en los labios y dedos debido a la falta de oxígeno. Es crucial que los médicos consideren la posibilidad de hipertensión pulmonar cuando se presenten estos signos.

Avances en el diagnóstico y tratamiento

Uno de los mayores avances en el manejo de la hipertensión pulmonar es el cateterismo cardíaco derecho, un procedimiento clave que permite medir la presión en las arterias pulmonares y confirmar el diagnóstico. Además, los médicos utilizan una variedad de exámenes, como radiografías, tomografías, resonancias y análisis genéticos, para descartar otras posibles causas de los síntomas.

Aunque no existe una cura para la HAP, los tratamientos actuales han mejorado considerablemente. Medicamentos como los vasodilatadores, anticoagulantes, y bloqueadores de los canales de calcio han mostrado eficacia en reducir la presión pulmonar y mejorar el flujo sanguíneo. Sin embargo, muchos de estos tratamientos requieren administración intravenosa o inhalación frecuente, lo que puede complicar la adherencia al tratamiento.

Nuevas opciones terapéuticas: un avance prometedor

Recientemente, la ANMAT aprobó un nuevo medicamento para tratar la HAP, que ha sido bien recibido tanto por la FDA de EE.UU. como por la Agencia Europea de Medicamentos. Esta nueva opción terapéutica no reemplaza los tratamientos existentes, pero ofrece una alternativa más fácil de aplicar y con menos efectos secundarios, lo que mejora la calidad de vida de los pacientes.

La importancia del diagnóstico temprano

A pesar de estos avances, los expertos insisten en que el mayor desafío sigue siendo la detección precoz de la enfermedad. El Dr. Jorge Caneva, jefe de Neumonología del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro, enfatiza la necesidad de capacitar a los médicos para aumentar la sospecha clínica de la HAP, lo que permitirá reducir los tiempos de diagnóstico y mejorar los resultados para los pacientes.

El futuro de la hipertensión pulmonar depende no solo de los avances farmacológicos, sino también de la respuesta oportuna del sistema de salud para garantizar que los pacientes reciban el diagnóstico y tratamiento adecuado en las primeras etapas de la enfermedad.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!