Si estás leyendo esto, probablemente naciste en Ecuador, pero decidiste cambiarte de ‘caleta’ a otro país por diferentes motivos. O quizá, aunque vives en el exterior, tu familia es ecuatoriana, conoces muy bien las costumbres y quieres saber cuántas de esas coinciden con las que te vamos a contar a continuación.

Traducir el léxico

Como ecuatoriano en otro país, te resulta necesario dar cátedra sobre la jerga que utilizas frente a tus nuevos amigos foráneos. Es así que les enseñas el significado sobre las cosas que realmente importan en la vida como los ‘panas’, la ‘jama’ y que se debe ‘camellar’ duro para llevar el pan a ‘caleta’.

Llenar la maleta de manjares ecuatorianos

Si de casualidad vas de visita a tu tierra, no puedes partir sin haber recorrido al menos un par de huecas porque anhelas el momento en que tu paladar pueda degustar esos alimentos ‘made in Ecuador’.

Además, llenas tu maleta de comida que desde ya extrañas —aunque todavía ni abordas el avión— como chifles, pan de yuca y de ese encebollado en lata que bien sabes que jamás sabrá como el de la madrina, pero eres un nostálgico empedernido.

La emoción de encontrar un compatriota

Solo otro ecuatoriano en el exterior entiende lo mucho que añoras el país. Automáticamente tendrán varias cosas en común: pueden compartir, por ejemplo, su amor por el bolón, el locro o el llapingacho; también conversar sobre el desempeño de la selección nacional en los últimos meses. Es probable que solo horas después de conocerse ya sean mejores amigos.

Explicar dónde queda Ecuador

Es posible que en más de una ocasión también des cátedra de geografía a tus conocidos cuando te hacen la pregunta de cajón: ¿De dónde eres?, a lo que sigue esa frase que saca lo patriota en ti: ¿Dónde es?... Procedes a explicar, mapa en mano, su ubicación y conversas sobre sus hermosas tradiciones.

Llevar a la patria en tu corazón

La camiseta de la Selección o el clásico bolso bordado del mercado artesanal son artículos infaltables. Te permiten llevar un pedacito de Ecuador a todos lados.

Ya sea por pura nostalgia o para lucirlos en alguna ocasión especial, es casi una obligación portar algo que te identifique como ecuatoriano. Si hay partido, un día cívico o simplemente echas de menos la tierra que te vio nacer, sabes que es momento de ponerte tu ‘cachina’ tricolor.