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Buena Vida

La Mesa de los Difuntos, una tradición que no debe morir

El Zonal 5 del Instituto Nacional de Patrimonio dictó un taller con el fin de elaborar un plan para preservar esta expresión del Día de los muertos

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La mesa de los difuntos lleva manteles blancos y platillos como seco de gallina, natilla, bollo, pan de muerto...Cortesía

El Día de Difuntos está a la vuelta de la esquina. Esta conmemoración del 2 de noviembre de cada año,  es parte de los feriados más importantes en el calendario nacional y las manifestaciones a su alrededor dan cuenta de la diversidad sociocultural del Ecuador, que se puede apreciar a través de ritos, comida, música...

En rincones de la patria, como la Península de Santa Elena, la fecha se celebra con tradiciones como la “Mesa de los Muertos”, recuerda el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). Esta institución explica que poner la mesa de los difuntos consiste en colocar una serie de platos preparados caseramente sobre la mesa previamente cubierta con un mantel blanco. Estos alimentos deben ser los favoritos de los muertos. En el caso particular de los niños y niñas que han fallecido, además de colocar sus platos favoritos, se exponen también en un rincón de la casa sus juguetes preferidos.

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"Una vez dispuestos los alimentos se dejan entreabiertas las puertas y ventanas de las casas para que las almas de los seres queridos los visiten por la noche y puedan 'alimentarse'", recuerda el INPC.

Con el fin de mantener siempre viva esta tradición, la Zonal 5 del Instituto, con sede en Guayaquil, con el apoyo del gobierno municipal de Santa Elena y la Casa de la Cultura Ecuatoriana, dictaron un taller para la elaboración del Plan de Salvaguardia de la Mesa de los Difuntos. En otras palabras, se buscaba un instrumento de gestión que sirva para guiar la preservación de esta manifestación cultural.

EN LA LISTA PATRIMONIAL

El seminario se llevó a cabo, en forma telemática, para capacitar a los líderes de las comunas santaelenenses en el llenado de los instrumentos necesarios para obtener un diagnóstico actualizado y generar los insumos para elaborar este documento de planificación, "el cual, sumado al expediente técnico desarrollado entre los años 2009 y 2019, conforman los requisitos para solicitar al Ministerio de Cultura y Patrimonio que incluya a la Mesa de Difuntos dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural del Ecuador.

El técnico Luis Martínez, analista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Zonal 5, destacó la "importancia simbólica y social" de esta manifestación; además, habló sobre las formas y niveles de transmisión de estos conocimientos.

Los actores locales vinculados a esta manifestación, durante la capacitación presentaron su voluntad de impulsar la recolección de datos "en territorio" para garantizar que el resultado final de este proceso refleje la voluntad y las demandas de los portadores de saberes.

POSIBLE ORIGEN PREHISPÁNICO

La Mesa de los Difuntos se mantiene aún como parte de las manifestaciones culinarias mortuorias relacionadas con un rito de posible origen prehispánico. Según la investigadora Karen Stothert, "los habitantes de esta provincia han rendido culto a sus muertos desde la época de la cultura Las Vegas, es decir, desde hace 8.000 años".

Stothert agrega que, según los santa elenenses, esta tradición ayuda a mantener el flujo de comunicación con los muertos; eso implica darles de comer para recibir luego lluvia, fertilidad y bienestar.

VARIADOS PLATILLOS

Entre los platos tradicionales que se preparan para la mesa de muertos en Santa Elena están: camote asado, huevos cocinados, suero de arroz, natilla de maíz, conserva de papaya, chicha de maíz, tambores de yuca, chiricanos, gallinas o bollos de maduro, pan de muerto, etc.

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La visita a los seres que partieron es otra de las manifestaciones que se dan el Día de Los Difuntos.Archivo

Casi todos los platos son elaborados por las mujeres de la familia y cada uno de ellos se combina entre lo dulce y lo salado. Los ingredientes que dominan su preparación son el maíz, la yuca, el plátano, el pescado y la panela, obtenidos en su mayoría de las chacras familiares.

También se preparan golosinas caseras como pan de canela, chocolate caliente o caramelos para entregar a los niños que suelen golpear la puerta de los hogares el 1 de noviembre coreando lo siguiente: "Ángeles somos, del cielo venimos y pan pedimos".