Pirotecnia en Guayaquil: El curioso líquido que promete calmar a los perros en fin de año

El miedo de Yumi empezaba antes del primer estallido. Vivir en el sur de Guayaquil significaba escuchar petardos más cerca y más fuerte, y para esta pequeña pekinés, cada fin de año era de resistencia. “Ella solía temblar mucho. El año pasado esta época fue bastante fea”, recuerda su dueño, Iván Zambrano. Pero este diciembre, por primera vez, la ve más calmada.

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Guayaquil se prepara otra vez para despedir el año entre estallidos. La pirotecnia es parte del paisaje sonoro de la ciudad, pero para miles de mascotas representa un episodio de estrés intenso.

“No es un solo ruido”, explica la doctora veterinaria Carlota Macas, y agrega: “Es una montaña rusa de estímulos: explosiones, vibraciones, luces, silencios abruptos y nuevos estallidos. Todo eso, repetido durante días, afecta directamente el sistema nervioso del animal”.

Desde su consultorio Anamaya, la especialista atiende cada año a perros y gatos que llegan con los mismos signos: jadeo excesivo, taquicardia, temblores, intentos de esconderse o escapar.

Para ella, el miedo a la pirotecnia no es una exageración ni un simple problema de conducta, sino una respuesta fisiológica y emocional frente a estímulos que la mascota no puede anticipar ni comprender.

No se trata de un sedante

De esa necesidad nace Miedo Pirotecnia, también conocido como Miedo Pet, un producto formulado para acompañar a los animales durante estas fechas. Su base son las 'Flores de Bach', esencias florales utilizadas desde hace décadas como terapia complementaria para trabajar estados emocionales como el miedo, la ansiedad o el estrés, tanto en humanos como en animales.

A diferencia de otros métodos, su objetivo no es sedar ni “apagar” al paciente, sino ayudarlo a recuperar estabilidad emocional de forma progresiva.

En el consultorio, Sultan es una muestra de ese enfoque. Es un lobito mestizo, paciente oncológico, con hipertensión y otros problemas de salud. Mientras recibe un suero vitamínico, permanece echado, en calma.

Cuando la doctora Macas toma el frasco de gotas y se acerca, Sultan levanta la cabeza. Apenas ve el líquido, abre el hocico y lo bebe sin dudar. Parece gustarle. No hay resistencia ni estrés. Luego vuelve a su sitio, tranquilo.

“Eso buscamos”, explica la veterinaria. “Que el animal no se desconecte de su entorno, sino que pueda atravesar el estímulo sin entrar en pánico”.

Flores de Bach y el origen de este líquido tras el terremoto de 2016

La historia de este medicamento no nació en un laboratorio, sino en medio de una emergencia. La doctora Carlota Macas cuenta que la fórmula comenzó a gestarse tras el terremoto de abril de 2016, cuando participó como voluntaria en zonas afectadas de la costa de Manabí, especialmente en Pedernales. 

En ese momento, recién culminaba un extenso proceso de formación en Flores de Bach y se encontraba en la etapa final de su certificación como Bach Practitioner, un registro profesional internacional. “Llevé mi kit de flores, junto con medicina homeopática, y comencé a ver que los animales llegaban con mucho nerviosismo”, recuerda. 

Los signos se repetían: temblores constantes, diarreas y cuadros digestivos asociados al estrés. Al empezar a formular combinaciones florales específicas, notó que, al tranquilizarse emocionalmente, los síntomas físicos también disminuían.

Esa experiencia marcó un punto de inflexión. Mientras atendía junto a otros veterinarios, Macas observó que sus pacientes se estabilizaban con mayor rapidez. “Se me acercaban a preguntarme qué estaba haciendo distinto”, relata. 

La respuesta estaba en las Flores de Bach, un sistema terapéutico creado por el médico inglés Edward Bach, basado en 38 esencias florales diseñadas para trabajar distintos estados emocionales. Bach fue uno de los primeros en reconocer que los animales también experimentan emociones, un hallazgo que, con los años, dio pie a una especialidad propia: la terapia floral. 

A partir de esas combinaciones iniciales —y ante la insuficiencia de fórmulas básicas como 'Rescue'— Macas creó la primera versión de lo que hoy se conoce como Miedo Pet.

La expereiencia de sus pacientes

Iván Zambrano ha notado el cambio en Yumi desde las primeras tomas. “Es su primer año usando el producto. Está más tranquila, y eso que la raza es bastante nerviosa. En mi zona los petardos suenan fuerte”, comenta. Aunque todavía no llega la noche del 31, dice que la diferencia ya es evidente. “Al final, el gasto sí vale la pena”, dice, al referirse al producto cuyo valor es de $ 20.

Para Maika Loor, dueña de Aubrey, una shih tzu, el fin de año suele ser una prueba de paciencia y compañía. “Cuando escucha los petardos se mete al baño y tiembla. Yo me quedo con ella, pongo música y la abrazo hasta que todo pase. Siempre termino perdiéndome la celebración”, cuenta. Este año, espera que la historia sea distinta.

Recomendaciones a tomar en cuenta

La recomendación, señala la doctora Macas, es iniciar el uso del producto varios días antes de las fechas más intensas, para que el organismo del animal se adapte de forma gradual. En una ciudad donde la pirotecnia puede comenzar sin aviso y prolongarse por semanas, la anticipación es clave.

Mientras Guayaquil se alista para recibir el nuevo año entre luces y explosiones, historias como las de Yumi, Aubrey y Sultan revelan otra cara de la celebración: la de quienes viven el ruido como una amenaza constante. Para muchos tutores, la diferencia entre una noche de miedo y una de calma puede comenzar con unas gotas y un acompañamiento consciente.