Navidad, mascotas y amor: historias que enternecen en Guayaquil
Perros y gatos también celebran la Navidad: familias los incluyen en la cena y los hacen parte del momento más esperado del año.

Las mascotas también tienen su lugar en la mesa… o en el suelo, para compartir la cena junto a su familia
En la casa de Maritza Zambrano Vera, ubicada en Bellavista, al norte de Guayaquil, la Navidad no se mide en regalos ni en fuegos artificiales, sino en platos llenos y colas que se mueven con impaciencia. Este diciembre, como todos los años, la mesa se extiende más allá de la familia humana, pues también alcanza para sus 60 gatos y nueve perros.
“Todos comemos pavo”, dice con naturalidad. El mismo que se sirve la noche del 24 para la familia se comparte el 25 con los animales. No hay distinciones. Para ellos también prepara pollo, sopa de hígado con vegetales y paté casero de pollo y de hígado, sus favoritos.
“Les encanta el paté”, repite, mientras explica que ella misma cocina todo en su casa, en un espacio que también es de ellos, aunque con recipientes separados.
La rutina navideña está marcada por horarios precisos para los “niños” de Maritza: la primera comida es a las 09:00 y la cena, puntual, a las 16:00. “Comen todos juntos y quedan satisfechos”, cuenta. Para ella, eso es parte esencial de la celebración: verlos tranquilos, bien alimentados y cuidados.
Maritza ha acondicionado una parte de su casa exclusivamente para el cuidado de sus mascotas. Allí tienen sus camas y, en estas fechas, también sus propios adornos navideños.
La Navidad se vive además con decoraciones, regalos y tarjetas. “Siempre lo hemos hecho”. Sus hijas, su esposo y sus nietos participan en las compras y en la preparación. En casa, los animales también reciben obsequios y felicitaciones. Actualmente tiene cuatro nietos, que suelen acompañarla y crecer entre maullidos y ladridos.
Maritza es oriunda del cantón Pichincha, en la provincia de Manabí, pero reside en Guayaquil desde hace 35 años. Tiene 59 años y es madre de tres hijos (dos mujeres y un varón); dos de ellas son veterinarias. El amor por los animales atraviesa a toda la familia.
De los 60 gatos que cuida, el más antiguo es una hembra de 21 años. Y el más joven, un gato negro que llegó hace poco. Cada uno tiene nombre y casi todos tienen historia. A algunos los bautiza según el mes en que llegaron; a otros, simplemente porque el nombre “les calza”. Pablo Serafín, Rafaela, Mermelada, Solcito, Amy Fiorella, Camilo, Sabrina, Emilio y Emilia forman parte de una familia que no cabe en una sola fotografía.
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El 25 de diciembre no cambia nada. La actividad es la misma: paté por la mañana, sopas, vegetales como zanahoria y zapallo, consomé y muy pocas croquetas. “Solo si se acaba la comida ese día”, aclara.
En esta casa, la Navidad no termina a la medianoche. Continúa al amanecer, con platos servidos y decenas de animales que, sin saberlo, también celebran. “Porque aquí, incluso los ‘michis’ cenan pavo”.
¡Una peluda navidad!

El instructor Johan Plaza con algunos de los perros que pasarán Navidad con él. PERIODISTA: DIEGO ALVARADO. . AG-EXTERNOS.
En Chongón, parroquia urbana de Guayaquil, mientras muchas familias preparan una tradicional cena, en la escuela canina Esadcan, el instructor Johan Plaza pasa la Nochebuena rodeado de perros que sus dueños dejan por algunos días o semanas para entrenamiento y refugio frente a la pirotecnia.
En medio de jadeos y pasos inquietos, un pequeño árbol con luces permanece intacto: nadie lo tumba ni lo muerde. “Así de entrenados los tengo”, comenta orgulloso.
Johan vive en este centro perruno con su familia y describe su rutina sin pausa. “Paso acá 24/7 cuidando a nuestros alumnos y huéspedes. No los abandonamos en momentos difíciles como la pirotecnia”, explica.
Su trabajo, insiste, no es sobreproteger, sino enseñar límites y respetar espacios para una buena socialización.
Cada perro duerme en su kennel o canilera según su temperamento, y a las 19:00 de aquel emotivo día “ellos solitos buscan dormir”. La calma dura hasta las 07:00 del 25, cuando todos quieren salir a jugar.
Muchas mascotas llegan en estas fechas porque no están acostumbradas al estruendo. “Los perritos que nacieron este año no conocen los sonidos y tienen miedo de salir”, indica. Aquí pueden estar tranquilos, acompañados y adaptándose al ruido sin riesgo.
Algunos dueños incluso llevan regalos para sus perros, un gesto que los animales reciben con la misma entrega con la que aceptan caricias. Johan sabe que la Navidad altera a los perros: sienten la adrenalina previa y se ponen más nerviosos. Su consejo: pensar en lo que realmente es mejor para ellos.
Entre los huéspedes de este diciembre está Choco, un labrador marrón de casi dos años. Su dueño, Michael Drouet, lo deja durante la parte final de diciembre para evitarle el estrés de los explosivos.
Choco, un viejo conocido de la casa, llega agitado, feliz, sin ladrar, olfateando a todo perro que se le cruza. “Aquí va a estar bien cuidado”, dice Michael. Sabe que lo extrañará en Nochebuena, pero también que regresará entrenado y tranquilo para enero. “Nostalgia obviamente hay, porque ellos son parte de uno”, reconoce.
Los ‘michis’ no piden juguetes, sueñan con un hogar

Las imágenes de los gatitos en adopción están disponibles en las cuentas @vidaanimal.ec y @yoamoanimalesec de Instagram.
Lejos de las tradicionales celebraciones de Nochebuena, en un consultorio veterinario y albergue de Guayaquil la Navidad se vive entre ronroneos, juguetes y platos llenos de comida especial. Son más de 30 gatitos rescatados los que esperan que el espíritu navideño les regale lo que más anhelan: un hogar.
La misión la comparten la Veterinaria Vida Animal y la Fundación Yo Amo Animales, que trabajan de la mano para cuidar, sanar y dar visibilidad a los felinos abandonados o rescatados de la calle.
“En estas fechas, cuando las familias buscan unirse, nosotros tratamos de tocar corazones. Publicamos fotos de los ‘michis’ en redes sociales para que la gente los vea y se anime a adoptarlos”, cuenta Damaris López, veterinaria de Vida Animal.
Para Melany Ormaza, también veterinaria, los animales no son solo mascotas. “Los felinos y otros animalitos forman parte de la sociedad. Son compañía, son amigos fieles. Qué mejor regalo de Navidad que lleguen a un hogar y alegren a grandes y chicos con sus ronroneos”.
Navidad con sabor a solidaridad
Mientras llega la adopción, los gatitos no se quedan sin festejo. Hay juegos, mimos y una comida especial preparada para que también vivan su propia Nochebuena.
“A la semana recibimos donaciones de comida para los más de 30 gatitos que tenemos. Todo es autogestión, pero lo hacemos con amor para brindarles lo mejor”, explica López.
La creatividad también se ha convertido en aliada. Gracias a un convenio con la marca de desinfectante Kalipto Peg, las fotos de los ‘michis’ en adopción aparecen en los envases del producto, junto con sus datos. “Así llegamos a más personas y aumentamos las posibilidades de que alguien se enamore y los lleve a casa”, agrega.
Gringo, un luchador de cuatro patas
Entre los engreídos está Gringo, un gatito rescatado hace más de tres meses en el norte de Guayaquil. Llegó con serios problemas renales, pero hoy es otro. “Tenía cálculos y recibió todos los tratamientos necesarios. Ahora está mucho mejor y es uno de los más mimados”, relata Ormaza.
Esta Navidad, Damaris y Melany no piden regalos. Su deseo es uno solo: que cada ‘michi’ que pasa por sus manos deje atrás el abandono y encuentre un hogar donde el amor no falte.