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Diario Extra Ecuador

Guayaquil: La fiebre de compras navideñas en el 'mall del piso' de San Vicente Paúl

Juguetes usados, ropa para todas las edades y precios al por mayor mandan en este mercado, donde lo barato muchas veces viene con 'historia incluida'

Las extensa marea de personas intentaban avanzar para recorrer la mayor parte del ‘mall del piso’.

Las extensa marea de personas intentaban avanzar para recorrer la mayor parte del ‘mall del piso’.Alex Lima / Extra

Diego Alfonso Alvarado Franco

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La mañana de este 24 de diciembre amaneció sin tregua en el mercado de San Vicente Paúl. El solazo no perdonaba, pero ni el calor ni el gentío lograron espantar a quienes llegaron con la misión clara: salvar la Navidad a última hora.

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A este lugar, más conocido como el ‘mall del piso’ o ‘cachi mall’, se viene a mirar con calma, a rebuscar sin prejuicios y a regatear con paciencia. Aquí, la vitrina es la calle y los quioscos parecen 'brotar' del asfalto.

A lo largo de las calles Ismael Pérez Castro y Buena Fe, los pasillos improvisados estaban colapsados por motos que intentaban avanzar a paso de tortuga, sillas de ruedas sorteando obstáculos y peatones cargados de fundas. Las filas avanzaban lento, sí, pero ese mismo ritmo servía para que la clientela pudiera examinar 'full' quioscos, sin perder detalle.

Lo que predominaba eran los juguetes para los más pequeños y la ropa en todas las tallas y estilos, lista para el tradicional ‘estreno’ de Nochebuena. Todo sobre mantas, mesas plásticas o cartones bien acomodados.

En uno de los quioscos, Betita Pozo ofrecía un pequeño juego de muebles rosados para muñeca. “A dólar cincuenta, ya usado”, decía mientras acomodaba la mercadería. Reconocía que la mañana estaba floja, pero no perdía la fe. “Las ventas están malas, pero puede ser porque recién es temprano. Esperaremos hasta la tarde, ahí siempre aumenta”, comentaba. En su puesto, los regalos usados para niñas iban desde $1,50 hasta $11.

Pequeño juguete de juego de muebles disponible en el mall del piso por $ 1.50.

Pequeño juguete de juego de muebles disponible en el mall del piso por $ 1.50.Alex Lima / Extra

A pocos pasos, un cartel escrito a mano buscaba llamar la atención: “Prendas a 0,50 centavos”. Lo había colocado Rosa Pacheco, con la esperanza de que fuera 'miel para abejas'.

Sobre una mesa de plástico descansaba un pilón de ropa de mujer y de niña: blusas, pantalones, vestidos. “Aquí la parada completa sale barata”, decía. Para las más pequeñas de la casa, el estreno navideño podía conseguirse por un dólar con cincuenta, y con un valor agregado: “Hasta lavadas las entrego”.

Rosa Pacheco mientras muestra su mercadería de tan solo 50 centavos.

Rosa Pacheco mientras muestra su mercadería de tan solo 50 centavos.Alex Lima / Extra

Sin embargo, Rosa también era sincera sobre el movimiento del día. “Está flojo. Puede estar repleto esto, pero de gente ‘miranda’”, mencionó con ironía, refiriéndose a quienes miran, se prueban y prometen volver. Aun así, guardaba piezas especiales. “Ya blusitas más bonitas tengo de tres y cinco dólares, para regalos bonitos”, añadió.

Más adelante, Pilar Bueno exhibía una variedad llamativa de juguetes. Ella misma reconocía que no estaban impecables. “Una lavadita y como nuevo”, decía entre risas, justificando los precios bajos. “El movimiento está suave, pero a última hora la gente siempre viene”. En sus manos, una pequeña casita de juguete encontraba nueva oportunidad. “Esta se va en dólar y medio”, anunciaba.

El recorrido seguía hasta toparse con la voz potente de Reina Betty, comerciante peruana que no dejaba pasar a nadie sin escuchar su oferta. “Mi reina, aprovecha: uno a cuatro dolaritos, y tres camiones por diez”, voceaba mostrando los coloridos juguetes empaquetados, traídos desde su tierra natal.

Pilar Bueno enseña la casita de juguete que vende a dólar cincuenta.

Pilar Bueno enseña la casita de juguete que vende a dólar cincuenta.Alex Lima / Extra

Defendía la calidad con convicción. “Esto es plástico de lavacaras, material fuerte, no cáscara de huevo”, comentó. Incluso pensaba en todos los gustos, pues hasta había camiones rosaditos para niñas.

Y si de ropa se trataba, Betty también tenía promociones. Camisetas para bebé a dos dólares, pero a uno si se compraba por media docena. “Aquí le hacemos promo al por mayor”, insistía, invitando sin rodeos: “Vengan acá al 'mall del piso'. Aquí hay bueno, bonito y barato, al alcance del bolsillo”.

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