Cuenca Juniors es un equipo que parece desafiar las leyes del tiempo. Nació en 2024, con menos de 18 meses en el profesionalismo, y en ese corto lapso ya había escrito capítulos que muchos clubes sueñan en décadas enteras. Bajo la dirección del uruguayo Juan Ramón Silva, ascendió desde la Segunda Categoría hasta los cuartos del Ascenso Nacional 2024, un inicio tan meteórico que rápidamente atrajo la mirada del país.

Pero la verdadera explosión llegó en 2025. Ese año repitieron título en la Segunda Categoría del Azuay y, como si eso no bastara, dieron un golpe histórico: eliminaron a Barcelona SC en la Copa Ecuador. La ciudad entera celebró como si Cuenca hubiera ganado una final internacional. Las calles se tiñeron de rojo y blanco, y la gente se abrazaba incrédula, consciente de que estaban siendo testigos de algo irrepetible.

La fe de Roberto La Tuka Ordóñez

Los nuevos que hacen historia

El debut en la Copa Ecuador 2025 fue un aviso. Primero dejaron en el camino a Vinotinto, mostrando que no les tiembla el pulso ante rivales con más experiencia. Pero el golpe que sacudió al país llegó en la segunda fase: frente al Ídolo del Astillero.

En una noche mágica, Cuenca Juniors impuso su fe y corazón. Al minuto 58, el nigeriano Feyiseitan Asagidigbi aprovechó la cortina de Roberto “La Tuka” Ordóñez para abrir el marcador y encender la fiesta morlaca. Apenas cuatro minutos después, fue el turno del propio Ordóñez: un centro perfecto de Zambrano encontró su cabeza letal y el 2-0 hizo retumbar el estadio. Barcelona, herido en su orgullo, no tuvo reacción.

El gol de la Tuka Ordóñez y a la fiesta

El pitazo final fue sentencia: Cuenca Juniors se convertía en verdugo del Ídolo, mientras Ismael Rescalvo y su plantel quedaban sumidos en la oscuridad de otra eliminación dolorosa.

Más allá del resultado, Cuenca Juniors demostró que su proyecto tiene bases firmes. Con instalaciones modernas que alguna vez pertenecieron a Deportivo Cuenca, el respaldo de 13 marcas y la visión de futuro de un club que apuesta por jóvenes talentos, los azuayos empiezan a escribir su propia identidad. Al mando está Leonardo Vanegas, un entrenador joven que ya sabía lo que era vencer a Barcelona con Gualaceo y que ahora entró en la historia con letras doradas.

Cuenca Juniors sigue soñando. Su historia recién empieza, pero ya tiene la fuerza de una leyenda.

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