Liga de Quito se mandó un carnaval de goles y fútbol ante Palmeiras, en una noche mágica que quedará tatuada en la memoria del estadio Rodrigo Paz. Apenas necesitaron 45 minutos para hacer soñar a toda su hinchada con otra final de Copa Libertadores, como aquella del glorioso 2008. Lo malo de la noche fue la expulsión del mejor jugador Albo, Bryan Ramírez que vio la tarjeta roja. 

Desde el pitazo inicial, el cuadro de José Luis Sierra salió con alma y corazón. El regreso de Alexander “Dida” Domínguez al arco fue una inyección de confianza. Atrás se respiraba seguridad, y adelante el show tenía nombre y apellido: Ramírez, Alzugaray y un Gabriel Villamil encendido que se robó todos los aplausos.

El show de goles y fútbol

A los 18 minutos, Alzugaray combinó con Leonel Quiñónez, que ganó la raya con garra y puso un pase que Villamil transformó en arte. Le pegó desde fuera del área y clavó un golazo imposible para el portero. El estadio rugió, los hinchas saltaron, y Quito se estremeció.

El segundo llegó al 27: penal por mano de Pereira tras un remate furioso de Quiñónez. Alzugaray tomó la pelota, respiró hondo y la mandó al fondo. 2-0 y el Rodrigo Paz era una fiesta de luces, cánticos y abrazos.

Villamil en su mejor noche

Pero faltaba la joya. Al 45+2, cuando algunos hinchas ya bajaban por una empanada, apareció otra vez el boliviano Villamil. Domínguez despejó, Quintero asistió de cabeza, Ramírez bailó a los defensas y Villamil cerró la obra maestra con el 3-0. La noche era blanca, brillante y eterna.

En el complemento, Palmeiras intentó reaccionar, pero se estrelló una y otra vez contra las manos seguras de “Dida”. Liga administró con inteligencia y dejó claro que está para grandes cosas. Los primeros tres puntos son de oro, y ahora todo se define en Brasil.

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