El Morumbí, un estadio acostumbrado a la gloria brasileña, fue testigo del coraje y la determinación de Liga de Quito. Con la ventaja de 2-0 conseguida en el partido de ida, muchos esperaban que los Albos se limitaran a defender, pero el equipo de Thiago Nunes tenía otros planes: salir a ganar y demostrar que su grandeza continental no es casualidad. Era la primera vez que ganaban de visitante a Sao Paulo.

Desde el pitazo inicial, la intensidad, precisión y entrega de los jugadores ecuatorianos marcaron la pauta: Gonzalo Valle; Gian Franco Allala, Ricardo Adé, Leonel Quiñónez; Carlos Gruezo, José Quintero, Bryan Ramírez, Gabriel Villamil, Fernando Cornejo; Lisandro Alzugaray y Jeison Medina formaron un once que combinó juventud, talento y experiencia.

Para la historia Liga de Quito

El primer tiempo fue un despliegue de estrategia y fútbol colectivo. Los brasileños no encontraban respuesta y el público local observaba atónito cómo un equipo extranjero dominaba el juego. 

La recompensa llegó a los 41 minutos: desde el fondo, Lisandro Alzugaray envió un pase perfecto a Jeison Medina, quien con fuerza y técnica letal venció al arquero y puso el 1-0. 

La ovación de los pocos hinchas ecuatorianos presentes y el silencio en la tribuna rival hablaban por sí solos: Liga de Quito estaba escribiendo historia.

En la segunda mitad, el intento desesperado de Sao Paulo por igualar el marcador se encontró con una defensa firme y un mediocampo que controlaba cada balón. Ni la entrada de Juan Ignacio Dinenno alteró la solidez alba. 

Cuando el árbitro decretó el final, la euforia explotó: los Albos avanzaban a semifinales, reviviendo la magia de 2008. Ahora, Palmeiras espera, y la hinchada blanca sueña con otra gesta en tierras brasileñas. Liga de Quito no solo clasifica: inspira, emociona y reafirma su grandeza continental.

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