SUSCRIBIRME POR $1/ 1 MES

Exclusivo
Deportes

Sóftbol y béisbol en Guayaquil: ¡Batazos al aire!

Aproximadamente 100 ‘minipeloteros’ se forjan en la cooperativa Esmeraldas Chiquito, en el sur Porteño. Los niños y niñas del club Panthers practican en una cancha improvisada sobre el parque lineal del sector y sin los implementos adecuados    

Béisbol en Guayaquil
Los pillos se llevaron el batting tee (implemento para mejorar el bateo), por lo que ahora utilizan el trípode de un parlante de música grande.Miguel Canales Leon

Un pequeño espacio de 5 metros de ancho por 15 m. de largo en la esquina del parque lineal de la cooperativa Esmeraldas Chiquito, al sur de Guayaquil, dista mucho de las medidas oficiales de una chancha de béisbol y sóftbol que puede llegar a medir hasta 100 metros cuadrados, aun así esa área se ha convertido en la sede del Club Panthers, donde aproximadamente 100 niños del sector (entre mujeres y varones) acuden para entrenar y mantenerse alejados de las drogas y la delincuencia que aquejan a esa zona de la ciudad.

El espacio, construido por ellos mismos y sus padres en mayo de 2021, tenía una malla de nylon y césped sintético. Para ello se organizaron rifas, venta de comida y recibieron pequeñas donaciones de vecinos, pero hoy el tiempo les pasa ‘factura’. La red tiene huecos en varios lados y el engramado está desgastado y con hoyos que pueden ocasionarles esguinces de tobillo durante sus prácticas.

Existe preocupación. Los guantes parecen manoplas gigantes en sus manos, algo que les genera incomodidad para los pequeños brazos de los ‘pelados’. Ni qué decir del bate, que es demasiado pesado para niños que apenas pueden levantarlo. El caso del batting tee (implemento que sirve de base para perfeccionar el movimiento del bateo) es más lamentable, pues los choros se lo llevaron, por lo que ahora utilizan el trípode de un parlante de música grande.

Béisbol en Guayaquil
La luminaria pública del sector no funciona, está de adorno.Miguel Canales Leon

El ambiente con el que entrenan a diario no es menos difícil. Con el fétido olor del Salado y bajo un fuerte sol realizan las prácticas, ya que no puede entrenar en las noches por la falta de la luminaria pública, un mal que lleva ya varios meses. Pese a ello, los ‘minipeloteros’ dan rienda suelta a sus sueños, aunque a ‘media llave’, explican.

Y es que tienen que contener su fuerza cuando batean porque las pelotas se van al agua y cada una de ellas les suele costar entre 3 y 5 dólares, de ahí que cuidan como tesoro los implementos deportivos.

Béisbol en Guayaquil
La puerta de su caja de bateo tienen que dejarla amarrada con un alambre para que no se metan los pillos.Miguel Canales Leon

Pero las limitaciones no los frenan. No solo los guantes son gigantes para ellos (en realidad son para adultos), y el bate pesadísimo, sino que los peloteros no tienen los suficientes implementos y les toca hacer fila para usarlos. Tampoco cuentan con los zapatos y uniformes adecuados y se ven obligados a utilizar la ropa de casa.

El sueño: que alguno llegue a las Grandes Ligas de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés), pero sobre todo evitar ser ‘arrastrados’ por las drogas y la delincuencia del sector. En ese camino ellos se adaptan a las adversidades y entrenan de lunes a viernes, desde las 15:00, hasta que el sol se oculte en el parque lineal de la cooperativa Santiago Roldós, que colinda con el Salado.

Béisbol en Guayaquil
La malla de nylon del lugar donde entrenan tiene huecos.Miguel Canales Leon

Peiton Santillán, de apenas 8 años, asegura que, pese a la falta de espacio y las necesidades, ella aprovecha para hacer deporte, actividad que la mantiene ocupada y la hace feliz.

“Para mí es cómodo entrenar cerca de mi casa, es el único espacio que conozco para hacerlo por aquí. Quiero aprovechar lo poco que tenemos, pero igualmente necesitamos ayuda. Nosotros somos niños y estamos buscando una oportunidad para mejorar cada día. Sería un milagro que alguna institución nos ayude, porque varias veces nos han ofrecido ayuda, pero nunca cumplen”, dijo apenada Peiton.

Por su parte, Nelly Espín, de 12 años, quien además es pitcher de la selección de sóftbol de Ecuador sub-13, aunque no es parte del club Panther, aprovecha el espacio para entrenar y perfeccionar su lanzamiento, de lo contrario le tocaría trasladarse a las canchas de la Liga de Béisbol Miraflores, al norte de Guayaquil, algo que le conllevaría aproximadamente 2 horas de viaje en transporte público.

DJI_0118Béis
Los ‘minipeloteros’ entrenan en un pequeño espacio sobre el parque lineal de la cooperativa Esmeraldas Chiquito.Miguel Canales Leon

“Nuestro sector está abandonado. Acá hay muchos niños que quieren hacer deportes, pero no tenemos el apoyo de las instituciones. Esto es una ‘cuna’ de deportistas, pero se pierden. Si se tomaran el tiempo de venir acá se dieran cuenta de que hay muchos niños con gran nivel. Gracias a Panthers puedo entrenar todos los días. Si no tuviera este espacio cerca me tocaría ir a Miraflores (norte de Guayaquil) todos los días y dinero tampoco tengo para gastar en pasaje”, declaró Espín.

Al terminar el entrenamiento diario, o cuando tienen ganas de ir al baño, se les crea otro problema, sobre todo a las mujeres, ya que tienen que correr hacia sus casas porque el espacio no tiene servicios higiénicos disponibles. Incluso, si se quieren refrescar, están obligados a llevar una botella adicional de agua con la que se puedan enfriar.

Béisbol en Guayaquil
El club Panthers disputa competencias en béisbol y sóftbol.Miguel Canales Leon

“Estoy en el club desde que se creó, hace diez años (se fundó en 2014) y poco a poco hemos ido consiguiendo las cosas. Es una tristeza que todo lo que hemos conseguido se esté deteriorando. No hay guardias, no hay luz en las noches, no tenemos baños y hasta se nos roban los implementos. El Municipio de Guayaquil hace años nos viene prometiendo ayuda, pero nunca cumple”, aseguró Ginnette Parrales, de 21 años.

Adaza Parrales, de 18 años, ve al sóftbol como un medio para ganar dinero en un futuro. “Aquí hay mucha necesidad y nunca llega la ayuda. El deporte no es solo un pasatiempo, para muchos de nosotros significa la vida y una oportunidad para salir adelante económicamente. Si el Municipio nos prometió dar algo que lo cumpla porque lo necesitamos”, acotó Adaza.

José Erazo entrena a los chicos hace seis años y puede dar fe del talento y el olvido de los mismos. “Acá hay muy buen material humano para cualquier disciplina deportiva, lastimosamente mucha de la ayuda se centra solo en el fútbol. Pero esa es la realidad. La ayuda no llega. Aún así seguiremos trabajando por estas pequeñas joyas”.

A pesar de las limitaciones que tienen para entrenar, por la falta de una cancha adecuada y de implementos para su edad, los ‘minipeloteros’ no se dan por vencidos y luchan por cumplir sus sueños: llegar a ser profesionales en sóftbol y béisbol, sin dejarse ‘seducir’ por las drogas y la delincuencia de Esmeraldas Chiquito.

AYUDA QUE NO LLEGA

Douglas Muñoz, quien es el fundador y entrenador principal de Panthers, contó que en 2014 creó el equipo con el objetivo de darle la oportunidad a los niños del sector de entrenar béisbol y sóftbol.

Con ayuda de los vecinos y colectas construyeron un pequeño espacio para entrenar, mientras tanto el Municipio de Guayaquil les hacía promesas de ayuda.

“Hace más de seis años nos vienen prometiendo ayuda. Cuando han venido solo han inspeccionado. Con Carlos Álvarez, director de la dirección de deportes del Municipio de Guayaquil, hemos conversado, pero no se ha cumplido nada”, aseguró Muñoz.

Diario EXTRA se comunicó con el Municipio de Guayaquil con el fin de conocer sus comentarios sobre las ‘promesas incumplidas’ que demandaron los deportistas de este sector, pero hasta el cierre de la edición no se obtuvo respuesta.