San Miguel del Común, una comuna ubicada al norte de Quito y habitada en su mayoría por población Kitu-Kara, se ha convertido en uno de los fortines más intensos de las protestas sociales en la capital. Durante los últimos días, la zona ha sido escenario de cierres de la Panamericana Norte y choques directos con la fuerza pública.

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La noche del domingo no fue la excepción: al intentar cerrar la vía, los manifestantes fueron enfrentados por un fuerte contingente militar y policial. Lo que siguió fue una guerra campal con gases lacrimógenos, voladores y explosivos artesanales.

Bombas y trincheras en la comuna

Cuando los uniformados llegaron, los manifestantes se replegaron hacia el interior de la comuna y levantaron trincheras con planchas de zinc y madera. Un equipo de EXTRA se resguardó junto a los policías detrás de escudos plásticos y tanquetas.

“No se ve bien”, dijo uno de los uniformados, mientras la oscuridad dificultaba distinguir desde dónde venían los ataques. En lo alto de una tanqueta, un vigía daba indicaciones para responder. Los cartuchos de gas lacrimógeno no dejaban de caer y los policías recargaban de inmediato.

“¡Son papas bomba!”

En medio del humo se escuchó un estallido seco. “¡No se mueva, son papas bomba!”, gritó un policía. Una de las explosiones retumbó a pocos metros de los uniformados y del equipo periodístico.

El oficial a cargo explicó que se trata de explosivos artesanales: “Generalmente sí son papas (el tubérculo) con pólvora, a veces con tierra y esquirlas”. Cada detonación ensordecía a los presentes por varios minutos.

Entre un estallido y otro, también se escuchaban voladores surcando el cielo nocturno.

Un punto caliente

Desde la montaña al otro lado de la Panamericana se veían hogueras y se escuchaban gritos de otro grupo de comuneros. El temor era que empezaran a llover piedras o más papas bomba desde arriba.

Los agentes aseguraron que no es la primera vez que ‘batallan’ en ese sector y que tienen conocimiento de la fabricación artesanal de pirotecnia. “Aquí se fabrican juegos pirotécnicos, por eso tienen acceso a este tipo de materiales. Son peligrosos precisamente porque son artesanales”, señaló uno de ellos.

Retirada bajo escudos

Los uniformados iniciaron la retirada protegidos por escudos, para salir de la zona sin ser heridos. La noche cerró con humo, tensión y gritos desde las laderas. El enfrentamiento no terminó, solo quedó en pausa hasta un nuevo intento de bloqueo. 

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