Exclusivo
Farándula

Gineth Moreno revela su transformación: de la depresión a la paz personal
La recordada presentadora Gineth Moreno o más conocida como 'La reina de El Camal', revela cómo tocó fondo y decidió iniciar una nueva vida
A sus 39 años, la expresentadora Gineth Moreno, recordada como la Reina del Camal, habla sin filtros sobre el proceso personal que transformó por completo su vida. Tras enfrentar ansiedad, trastornos de pánico, episodios de depresión e incluso un intento de suicidio, decidió dar un giro radical: sanar, reconstruirse y priorizar su paz.
(Lea también: “Estuve amarrada a una cama de hospital”: el duro testimonio de Gineth Moreno)
Hoy, alejada del alcohol, los medicamentos, los conflictos públicos y la exposición mediática, Gineth usa sus redes sociales para compartir su testimonio y motivar a quienes atraviesan situaciones similares. En esta conversación cuenta cómo logró estabilidad emocional, el papel de su familia y su conexión espiritual con Dios.
¿Cómo han recibido tus seguidores este cambio de vida?
Ha sido un trabajo arduo. No es fácil cuando la gente te encasilla en algo y luego intentas cambiar esa imagen. Me costó muchísimo tiempo, podría decir años, construir una nueva versión de mí y mostrar quién soy hoy realmente. Trabajé mucho para que las personas vieran la Gineth actual, no la del pasado.
¿Qué te motiva a compartir tu testimonio en redes sociales, casi como una forma de predicar?
Encontrarme con personas que sufren ansiedad, trastornos de pánico o problemas emocionales me hizo querer compartir cómo Dios trabajó en mi vida. No se trata de religión, sino de contar cómo encontré paz espiritual. No es fácil conseguirla, pero es hermoso compartirla con otros.
Tu cambio ha sido tan grande que muchos se preguntan si la Reina del Camal quedó en el pasado.
No. Gineth seguirá siendo la Reina del Camal. Uno puede cambiar sin perder su esencia. Sigo siendo la misma, solo que ahora proyecto otro tipo de energía. Ya no me vas a ver peleando con nadie. Si alguien quiere pelear, que se saque la lengua en el espejo. Aprendí, con madurez, que la paz no tiene precio.

¿Volverías a un programa de farándula?
No lo sé. En esos espacios tienes que opinar sobre terceros y emitir juicios de valor, cuando tu propia vida no es perfecta. Hay quienes no aceptan un consejo y terminan atacándote. Por eso, lo pensaría muchísimo antes de regresar.
¿Por qué?
Porque quiero mi paz. Me ha costado mucho llegar hasta aquí. Hoy recibo mensajes bonitos y muy poco ‘hate’ (odio). No puedo decir que ya no existe, pero es mínimo, nada que ver con antes. Me ha tomado esfuerzo y mucho trabajo interior llegar a este punto. Un día decidí sacar toda la basura emocional que llevaba dentro, limpiarme internamente y dejar que eso se refleje hacia afuera.
Fuiste diagnosticada con trastorno de pánico y ansiedad en 2018. Incluso recibiste medicación...
Sí. Pasé por todo el proceso de medicación. Incluso probé el alcohol y me hacía sentir peor. Las medicinas me dejaban dopada, sin poder hablar. Vi psiquiatras, psicólogos… y terminé amarrada a la cama de un hospital, con la presión por los cielos. ¿Y sabes qué descubrí? Que no existe medicina para el alma. Si queremos llorar, lloremos; si queremos gritar, gritemos; si queremos bailar, bailemos. La sanación es mental y requiere mucha fuerza de voluntad.
¿Intentaste acabar con tu vida?
Sí. Fue en 2018, cuando todo en mi vida se volvió un caos. Dios empezó a trabajar en mí en 2019, pero ese año anterior atravesé un momento tan duro que pensé en quitarme la vida. En ese instante escuché en mi mente las voces de mis hijas, llamándome. Eso me detuvo. Recuerdo que estaba en un hotel, en medio de una crisis nerviosa, e intenté lanzarme por la ventana. Llamé a un amigo para que avisara a mi papá. Cuando él llegó, me dijo: “Mija, si usted se va, ¿qué va a ser de mí?”. En ese momento pensé en el impacto que tendría mi ausencia en las personas que amo.

¿Viviste alguna pérdida durante ese proceso?
Sí. Mis embarazos siempre han sido de alto riesgo. En 2019, después de un enojo muy fuerte, perdí un bebé. Eso me consumió de tristeza. Pasó antes del embarazo de mi última hija.
Lo cuentas ahora con tranquilidad…
Sí. Lo viví, lo enfrenté y ahora puedo hablar de eso con seguridad y fortaleza. Miro hacia atrás y digo: “Wow, gracias, Señor”. Y lo digo sin ser religiosa, porque una cosa es tener una relación con Dios y otra es ser religiosa.
¿Sientes que tu vida mejoró?
Totalmente. Hablé públicamente de mi cambio recién en marzo, pero hace casi dos años me bauticé. Estoy por cumplir dos años sin beber alcohol. Este proceso no empezó de la noche a la mañana. Lleva casi seis años, desde que sentía un vacío en mi vida y decidí buscar ayuda. Hoy ya no tomo valeriana para dormir, no me medico, no bebo, no me angustio por el mañana. Vivo en paz.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!