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Se registran largas filas para canjear las entradas a los conciertos de Shakira.MATTHEW HERRERA

Shakira en Quito: los sacrificios que hacen sus fans para verla en vivo

Fans y comerciantes madrugan, viajan y hacen largas filas para vivir el inicio de la gira Las mujeres ya no lloran en Quito

Desde temprano, el pulso del norte de Quito cambió. Las calles aledañas al Estadio Olímpico Atahualpa ya se pintaban de morado. 

Cientos de personas llegaron desde distintas provincias para ver a Shakira, quien este fin de semana inicia en la capital ecuatoriana su gira Las mujeres ya no lloran, con tres presentaciones: 8, 9 y 11 de noviembre.

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El canje de entradas continuó este viernes 7 de noviembre de 2025, y las filas se extendieron por más de dos horas bajo el sol. Allí estaba Fernando Muñoz, quien viajó desde Flavio Alfaro, Manabí junto a su hermano y sus amigos. 

“Estoy esperando esto desde 2004, cuando escuché el disco Servicio de lavandería. Amo a esa mujer”, expresó con entusiasmo.

También lo acompañó su ex. “Ya somos solo amigos, esta vez no hay nostalgia, solo alegría”, aclaró riendo.

El rebusque

A pocos metros, los comerciantes también hacen su propio concierto de esfuerzo.

Santiago Toscano, quiteño, ofrece chompas y caderines en una esquina del Batán. En general, se dedica a vender en conciertos de rock, pero esta vez decidió probar suerte con sus amigos en un escenario diferente.

Hasta los rockeros se pusieron los caderines de Shakira.MATTHEW HERRERA

“Todavía estamos empezando, pero algo sale. No nos da vergüenza, el trabajo no es vergüenza”, comentó mientras acomoda la mercadería.

Como él, decenas de vendedores ambulantes planean quedarse hasta el lunes, aprovechando el movimiento de los tres shows y el tránsito constante en los alrededores del estadio. “Esto ayuda. Siempre que hay conciertos se mueve la calle”, manifestó.

El viaje

Otros, como Samira Macías, llegaron desde más lejos. Ella es médica y viajó con su madre y su hermana desde Esmeraldas. “Sacamos permiso y cambié turno para venir. Llegamos a las cinco de la mañana y ya llevamos dos horas en fila”, dijo entre risas.

Su plan es quedarse hasta el domingo en casa de una amiga. “Queremos disfrutar, cantar todas las canciones a pulmón con la Loba y, si se puede, tomarnos una selfi con ella”, agregó.

Ya falta poco

Mientras los técnicos ajustaban luces y pantallas dentro del estadio, afuera se respiraba una mezcla de emoción y negocio. La venta de camisetas, caderines e impermeables aumentaba.

La Loba rugirá y Quito, una vez más, demostrará que los conciertos no solo llenan escenarios, sino también calles, corazones y bolsillos.

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