“Un año doblando rodillas y agradeciendo por el milagro de la vida de Camila”, escribió Úrsula Strenge en sus historias de Instagram, frase que acompañó con una imagen suya arrodillada ante un altar.

El 22 de noviembre no es una fecha cualquiera, Camila Nogales, su hija, cumplió 24 años, el mismo día en que sufrió una trombosis venosa cerebral que la dejó en estado crítico.

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Desde entonces, Strenge ha vivido un proceso marcado por la fe, la incertidumbre, el amor maternal y la intensa lucha por sostener la vida de su primogénita. “Hoy celebramos su cumple número 24 y también un año de su trombosis”, le comentó a diario EXTRA, refiriéndose al día 22 de noviembre, sin dar mayores detalles.

Fortaleció su espiritualidad y su confianza en los milagros

La psicóloga y presentadora de tv, reconoció que aquel episodio que casi le arrebata a Camila también fortaleció su espiritualidad y su confianza en los milagros. En las fotos que hizo públicas en sus redes, se observa Camila en una silla de ruedas, sin que se le pueda ver su rostro, rodeada de su mamá y hermanas Ivanna y Cristina.

Camila estudiaba en Quito cuando fue sorprendida por aquel episodio que la mantuvo seis meses hospitalizada: dos de ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos. Debido a la trombosis quedaron secuelas neurológicas, una de ellas fue la movilidad reducida en el lado derecho de su cuerpo. Sin embargo, cada pequeño progreso era celebrado como una victoria. Por ejemplo, empezó a mover un pie.

En cada etapa del proceso, Camila, según relató Úrsula en una entrevista concedida este medio, “fue desafiando los pronósticos, desde las múltiples cirugías hasta los delicados procedimientos de emergencia que salvaron la vida”.

Buscar alternativas más allá de la medicina convencional

Camila fue sometida a una intervención para colocarle una prótesis craneal, pero el procedimiento no tuvo el resultado esperado: su cuerpo la rechazó. Este revés empujó a Strenge a buscar alternativas más allá de la medicina convencional.

Determinada a encontrar respuestas, Úrsula comenzó a explorar tratamientos con células madre, una opción que, aunque todavía es considerada experimental en muchos países, mostró avances en casos de lesiones neurológicas graves. En una carrera contra el tiempo y con el apoyo ciudadano se pudo recaudar el dinero necesario para la intervención que logró mejorar la vida de la joven.

A mediados de septiembre de este año, Camila regresó a su hogar en Guayaquil, luego de pasar 10 meses bajo observación en un hospital de Quito. Úrsula también agradeció por cada uno de los mensajes recibidos de sus seguidores, quienes han estado atentos al progreso de su hija y celebraron con ella su cumpleaños.

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