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Guayaquil

Eder Calderón es el barista encargado de preparar las bebidas.GERARDO MENOSCAL

Edyka Coffee: el café de especialidad que se sirve desde un maletero en Guayaquil

Eder y Katherine, pareja encargada de mantener Sauces 4 lleno de olor a café, han ganado clientes con su idea innovadora. El carro funciona como local

El café, en cualquier lugar del mundo, logra detener el paso de las personas y obligarlas a disfrutar un sorbo de esta bebida que se sirve caliente o fría. Y Guayaquil no es la excepción.

Eder Calderón, barista desde hace 17 años, y su esposa Katherine son los encargados de hacerlo desde el maletero de su auto en Sauces 4, en plena vía pública, entre las 17:00 y 22:00 de todos los viernes, sábados y domingos.

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En la acera de la avenida Rodrigo Icaza Cornejo, en el norte de la urbe porteña, la pareja estaciona su pequeño vehículo azul al pie de un restaurante de comida venezolana, preparaciones que Katherine encuentra cercanas por ser de la misma nacionalidad.

Cerca de las 16:00, Eder y Katherine empiezan a doblar el asiento trasero del automotor (que fue comprado con el fin de instalar esta cafetería móvil), para ubicar una máquina roja con la que el hombre prepara capuchinos, mocachinos y lattes. Sin embargo, el molino eléctrico no se queda atrás y también hace su parte.

De Sauces a Mucho Lote 1

“Todo es hecho en el momento y por nosotros. No se usa ningún ingrediente artificial. Por ejemplo, compramos todos los ingredientes desde el lunes hasta el jueves, y un día antes de empezar nuestras ventas yo hago las cremas. Él tiene un trabajo fijo y, por lo tanto, no puede hacer todo por él solo”, cuenta Katherine.

El negocio, aunque se estableció hace poco en Sauces, ya tiene un tiempo en el mercado. Eder y Katherine, según cuentan, hace aproximadamente un año y medio decidieron instalar un quiosco en Mucho Lote 1, pero al poco tiempo ya no les concedieron la energía eléctrica necesaria para activar las máquinas.

“Lo ‘cerramos’ por un tiempo porque él (Eder) tenía la idea de hacer una carreta, pero un colega se adelantó con esa forma y él se desanimó. Luego, invertimos en el carro y nos prestaron dinero para comprar la máquina. Así comenzó Edyka Coffee, que es la unión de nuestros nombres”, explica. Eder, por su parte, habla un poco menos, pues su trabajo lo mantiene ocupado la mayor parte del tiempo.

Los clientes hacen fila para comprar sus bebidas.GERARDO MENOSCAL

“No dejan de llegar clientes y estamos agradecidísimos con ellos porque nos va bien. Todos los productos son de calidad: el café es arábigo de tueste medio, es café de especialidad cosechado en el país”, asegura el barista.

José Luis, uno de los clientes que llegaron la tarde del viernes 17, no sabía que se podía encontrar con un café igual de bueno que los ofrecidos por las grandes cadenas del país. “Yo vivo en Guayacanes y pasé en el bus. Pensé que había una pelea porque vi mucha gente, pero resultó esta delicia”, dice entre risas.

Él, acostumbrado a gastar 5 dólares al día por un café, se contenta al saber que su preferido, el ‘caramel latte’, apenas cuesta 3 dólares en Edyka Coffee. “Nuestros precios son asequibles para todos”, concluye Eder.

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