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Guayaquil

El local que recibe a estudiantes en Guayaquil: ¿de qué se trata?
La ‘madrina’ de los universitarios, Teodora, de 63 años, engríe a los jóvenes con preparaciones y regalos. Trabaja en la zona de la ‘U’ desde sus 18
Cada mañana, Teodora Espinoza, de 63 años, tiene la misión de engreír a los universitarios. Sus desayunos, que van desde bolón hasta encebollado, cumplen con la misión ‘especial’ de mantener sin hambre (y a bajo precio) a los estudiantes de la Universidad de Guayaquil, en el centro de la ciudad.
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En su local, ubicado en Urdaneta, entre Carchi y Tungurahua, recibe desde las 06:00 hasta las 15:00 a los antojados que buscan productos hechos con verde y yuca. Según Teodora, ella es la ‘madrina’ de los jóvenes.
“Entre ellos se comentan que comerán donde la ‘madrina’ y, por supuesto, llegan al local”, explica. Aunque sus clientes son mayoritariamente los estudiantes universitarios, no se queda en ‘cero’ cada vez que ellos se van de vacaciones, pues ha formado una relación con adultos que laboran en zonas cercanas y con compradores que van hasta el centro para probar sus preparaciones.
Esta es la historia de Teodora, la dueña del restaurante
Teodora inició en su negocio a los 18 años, con un pequeño quiosco en los exteriores del centro de estudios. Sin embargo, unos cinco años después tuvo que mudarse a un local en Quisquís y Carchi, ya que la zona sería regenerada.
“Comencé adecuando el espacio y quedó acogedor, pero ya me quedaba pequeño y decidí mudarme una vez más. Así llegamos a donde nos encontramos ahorita y, aunque parezca ‘cuento’, por estas mesas han pasado personalidades conocidas en la política”, menciona. Ella se refiere a exestudiantes de la Universidad de Guayaquil que ahora ocupan cargos en ministerios o en la Asamblea.

Aunque no se aprendió los nombres de todos ellos, los reconoce en televisión y a su esposo le dice: “¡Mira, ese es el chico que iba a comer!”. De quien no se olvida es de Fabricio Correa, hermano del expresidente Rafael Correa, a quien mencionó en esa lista.
Ella también tiene una anécdota que la llena de orgullo. Hace un tiempo fue al local un hombre desde Machala, quien llevó a su hijo a probar los mismos desayunos que él comía en su época universitaria. “El chico me dijo: ‘¿No se acuerda de mí? Usted me ayudaba cuando no tenía (el dinero) completo para el desayuno y me regalaba café o algún adicional en el bolón’”.
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