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Guayaquil

Impacto de la mala disposición de basura en la salud pública de Guayaquil
La acumulación de basura en Guayaquil eleva enfermedades, vectores y contaminación, revelan investigaciones sobre salud pública
Cuando el equipo de EXTRA recorrió los cinco sectores que, según Urvaseo —la empresa encargada de la recolección de residuos urbanos— concentran la mayor acumulación de desechos (Los Esteros, Sauces 8, Sauces 4, Ciudadela Martha de Roldós y La Floresta), no halló un “ranking” de suciedad, sino una característica común y persistente: la basura no es retirada, se acumula y —mientras tanto— se convierte en un peligro latente.
(Lea también: Los 5 sectores con más basura en Guayaquil: Esta es la gravedad del problema)
“La falta de conciencia ciudadana para disponer los desechos de acuerdo con sus horarios y frecuencias de recolección sigue siendo un desafío latente”, señala Stefany Camacho, vocera de Urvaseo, y añade: “Una ciudad limpia no necesariamente es la que más se barre, es la que menos se ensucia”.
Es un diagnóstico que reproduce día a día los pasillos, calles y esquinas de estas zonas: plástico, restos orgánicos, bolsas rotas, basura esparcida por animales callejeros, residuos sin contenedores adecuados. Pero bajo ese escenario —aparentemente trivial— se esconden impactos concretos, graves, en la salud colectiva.
Por qué la mala disposición de basura es un problema de salud
Exposición a vectores y enfermedades infecciosas
La acumulación de basura fomenta la proliferación de roedores, mosquitos y otros vectores —una situación que en estas comunidades vulnerables se agrava por la falta de limpieza regular y contenedores adecuados. Un estudio local llamado Impacto de las políticas de gestión de residuos sólidos en la salud pública en Ecuador (2019) de la Universidad de las Fuerzas Armadas, advierte que el mal manejo de residuos sólidos en Ecuador “repercute negativamente en la salud pública y el medio ambiente”.
A nivel global, investigaciones sobre residuos urbanos en contextos de recolección deficiente muestran que la basura no recogida puede estar relacionada con enfermedades de tipo infeccioso: diarreas, enfermedades transmitidas por vectores, malaria, entre otras.

Además, un reciente análisis en Ecuador detectó un aumento de producción de metano en ciudades como Guayaquil —un gas que, además de contribuir al cambio climático, tiene efectos perjudiciales para la salud humana.
Riesgos para los recicladores y trabajadores informales
No sólo las familias que viven en los barrios sufren las consecuencias: quienes recolectan, separan o trabajan con la basura —muchas veces en condiciones de informalidad— están sometidos a riesgos extremos. Un estudio realizado en el mayor vertedero a cielo abierto de Latinoamérica documentó que los “recicladores” presentan elevados índices de enfermedades y accidentes: golpes con objetos punzantes, heridas, exposición a aguas contaminadas; afecciones respiratorias, diarreas, infecciones cutáneas y enfermedades crónicas.
Ese mismo estudio reportó que una proporción significativa de los recolectores informales sufre de hipertensión, diarreas recurrentes, enfermedades bronquiales, enfermedades músculo–esqueléticas, problemas renales, e incluso alteraciones atribuibles a exposición a metales pesados.

Además, la misma investigación citada anteriormente concluye que la carencia de metodologías estandarizadas y de una aplicación eficaz de políticas públicas repercute directamente en la salud pública y el entorno.
Impactos ambientales con consecuencias para la salud
La falta de una recolección adecuada y de disposición final apropiada no sólo afecta el entorno inmediato: cuando la basura se abandona en calles, esteros, terrenos baldíos o ríos, se incrementa la contaminación del agua, del suelo y del aire. Estas condiciones degradadas pueden derivar en problemas de salud de largo plazo, como enfermedades gastrointestinales, de piel, problemas respiratorios, contaminación del agua de consumo, entre otros.
El uso inadecuado del suelo, vertederos a cielo abierto, y el descontrol en la disposición de residuos hacen que las comunidades más vulnerables paguen el precio con su salud. En Ecuador, según un estudio sociológico/ambiental, muchos residuos no son tratados apropiadamente: sólo alrededor del 20 % de los desechos reciben una disposición adecuada; el resto se acumula en vertederos, terrenos baldíos, cursos de agua o mediante incineración informal.
Relatos desde los sectores más afectados
Imagínese caminar por una calle de Sauces 8 o Ciudadela Martha de Roldós: bolsas rotas esparcidas, restos de comida fermentando, insectos y olores nauseabundos que emergen del suelo. Para muchas familias, abrir la puerta principal no representa alivio sino una exposición directa.
Vecinos de estos sectores relatan que los tachos más cercanos están vacíos, rotos o son insuficientes. Los animales callejeros rompen las bolsas, dispersan la basura, y lo que era un “desecho” termina desperdigado por toda la vereda. Otros señalan que, aunque la recolección existe, los horarios no se respetan; la frecuencia es irregular.
Qué dicen los expertos — y cuáles son algunas propuestas
- Como alerta Pan American Health Organization (PAHO/OMS), la mala gestión de residuos sólidos en grandes ciudades latinoamericanas representa una amenaza directa a la salud colectiva: recolección, tratamiento y disposición inadecuada pueden desatar brotes de enfermedades, contaminación ambiental, deterioro de la calidad de vida.
- La investigación Salud colectiva y ecología política (2016), se propone un enfoque de “ecología política del desecho”: abordar la basura como un fenómeno estructural, ligado al modelo de consumo, desigualdad social, ordenamiento urbano y justicia ambiental.
- En el corto plazo: mejorar cobertura y frecuencia de recolección, instalar suficientes contenedores, promover separación en la fuente, reciclaje formal, compostaje —más aún con la evidencia de que en ciudades como Guayaquil la basura produce gases como metano que afectan la salud.
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