“Tienes 24 horas para comunicarte o vamos a poner una bomba en tu casa. Luego te vamos a hacer picadillo”, amenazas como esta llegan a diario a la Unidad de Flagrancia del Cuartel Modelo, en Guayaquil, donde las denuncias por extorsión no dejan de crecer.

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María, de 27 años, recibió uno de esos mensajes el lunes 17 de noviembre. A su celular llegó un texto en el que desconocidos le exigían una suma de dinero a cambio de no atentar contra su vida ni la de su familia. El mensaje venía acompañado de advertencias explícitas que la dejaron paralizada.

Según explica un fiscal de Flagrancias, en estos casos lo más recomendable es presentar la denuncia de inmediato en la Fiscalía, ubicada en el Cuartel Modelo. Tras el registro, un agente investigador de la Unidad Antisecuestros y Extorsión(Unase) se contacta con la víctima para recopilar datos, verificar la modalidad y comenzar el rastreo del número desde el cual se emitieron las amenazas.

Recomendaciones básicas para quienes están siendo extorsionados:

• No contestar llamadas ni mensajes de números desconocidos.

• No acceder a depósitos ni transferencias exigidas bajo intimidación.

• Reportar cada nueva amenaza directamente al agente asignado por la Fiscalía.

• Evitar rutinas predecibles y mantener medidas de autoprotección: variar los trayectos, cambiar temporalmente de vehículo o forma de movilizarse, y extremar precauciones en centros comerciales, gasolineras, farmacias y zonas de alta afluencia.

• Permanecer atentos a motocicletas o vehículos sospechosos, personas que se acerquen demasiado o movimientos inusuales en los alrededores del domicilio o lugar de trabajo.

En la Unidad de Flagrancia del Cuartel Modelo se reciben alrededor de 30 denuncias diarias solo por extorsión, una cifra que refleja la presión del crimen organizado en Guayaquil. Tres turnos de servidores judiciales atienden de manera continua los casos, muchos de ellos con patrones similares: mensajes intimidantes, amenazas de bomba, fotografías de armas o advertencias de ataques a familiares.

Las autoridades insisten en que la denuncia temprana es clave para activar protocolos de investigación y evitar que los extorsionadores consumen sus amenazas o continúen hostigando a más víctimas.

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