El lado oculto de Andreína Lamota: tratamientos psiquiátricos, delito que dijo sufrir y sus tatuajes
Psiquiatra elaboró informe en el que Andreína detalla su perfil personal y su estado mental antes, durante y después del crimen de su madre

Expertos analizan el perfil psicológico de Andreína Lamota.
Andreína Geomara Lamota Solís, de 32 años, procesada por el asesinato de su madre, Martha Celicia Solís Cruz, fue sometida a una evaluación psiquiátrica realizada por el doctor Juan Montenegro, perito del Consejo de la Judicatura. El informe pericial detalla su perfil personal, antecedentes psicológicos y estado mental antes, durante y después del crimen.
Martha Celicia, de 49 años, fue asesinada el 5 de octubre pasado. Su cuerpo fue hallado el 16 de ese mes dentro de una lavadora y un tacho plástico azul, dividido en varias partes. Por este hecho, su hija fue detenida y procesada por el delito de asesinato y desmembramiento.
Perfil personal y antecedentes familiares
Lamota es soltera, la mayor de tres hermanos, y proviene de un hogar con padres separados. Cursó hasta el sexto semestre de la carrera de Contabilidad en la Universidad de Guayaquil. En el ámbito laboral, trabajó durante un año en una empresa de call center dedicada a ventas virtuales y, de forma intermitente, ofrecía servicios de contabilidad privada.
Según el informe pericial, se sometió a una cirugía plástica debido a problemas de sobrepeso. Se describe como una persona poco sociable, con escasas amistades desde la infancia, y reconoció que desde temprana edad mantenía constantes conflictos con su madre.
Temperamento y atención en salud mental
En cuanto a su carácter, afirmó tener “mal genio” y enojarse con facilidad. Indicó que recibió atención psicológica y psiquiátrica tras el divorcio de sus padres, aunque de manera ocasional. Su última consulta con especialistas fue hace aproximadamente tres años, cuando recibió cerca de tres meses de tratamiento por síntomas depresivos y de ansiedad.

Agentes policiales mientras custodiaban el condominio de Sauces 9, escenario del crimen que conmocionó a la ciudad.
Sus padres conocían que se encontraba bajo atención médica; sin embargo, decidió abandonar el tratamiento porque no se sentía comprendida por los profesionales que la atendían.
Relaciones personales e intento autolítico
Lamota relató haber mantenido una relación sentimental de un año, la cual terminó debido a su carácter explosivo. Además, hace tres años presentó un intento autolítico utilizando un bisturí, antecedente que consta en el informe pericial.
La versión inicial sobre su detención
Durante las primeras entrevistas, al ser consultada sobre el motivo de su detención, Lamota sostuvo que estaba privada de libertad “por un delito de asesinato”, pero aseguró que su madre habría sido asesinada por terceras personas con quienes mantenía conflictos legales relacionados con una deuda de 15.000 dólares.
Incluso afirmó que, al ingresar al departamento, no se percató del cadáver y que fue detenida únicamente por residir en el inmueble donde ocurrieron los hechos.
La confesión y el relato del crimen
Posteriormente, la procesada admitió haber asesinado a su madre y describió con detalle la forma en la que la mató y desmembró su cuerpo. Según su versión, la ahorcó durante aproximadamente quince minutos utilizando un cable de celular, el cual luego arrojó a la basura.
Indicó que su madre se encontraba acostada boca abajo sobre un mueble y bajo los efectos de pastillas para dormir. Al notar que aún no había fallecido, le colocó una gasa en la boca hasta provocarle la muerte.
El desmembramiento del cuerpo
Dos días después del crimen, trasladó el cuerpo al baño y comenzó a desmembrarlo con cuchillos de sierra que encontró en la cocina. Inició por el brazo izquierdo, luego el derecho y, posteriormente, separó las piernas.
Los restos fueron distribuidos en distintos recipientes: las extremidades en la lavadora, el tórax y los órganos en una funda, y otras partes del cuerpo en un tacho plástico azul.
Atención psicológica y hechos traumáticos previos
Desde su ingreso al centro de privación de libertad, Lamota recibe atención psicológica. Durante la evaluación, también reveló que a los 11 años fue víctima de abuso sexual por parte de un primo y que hace ocho años sufrió un accidente de tránsito que le provocó heridas en el cuero cabelludo y el hombro izquierdo.
Apariencia y comportamiento durante la evaluación
Al momento de rendir su versión, vestía una blusa naranja y un short negro. Presentaba buen estado de higiene y cuidado personal, gesticulación adecuada, expresión facial de tranquilidad, postura con los brazos cruzados y contacto visual constante. Además, colaboró activamente durante la entrevista.
El perito observó varios tatuajes: la palabra “blessed” en el antebrazo derecho, una flor en el brazo izquierdo y dos corazones —uno verde y otro rojo— en la región costal.

El fiscal Miguel Vélez realizó el reconocimiento de la vivienda acompañado de la Policía.
Estado mental y conclusiones periciales
De acuerdo con el informe, su memoria se encontraba conservada durante la evaluación. Negó ideas autolíticas y pensamientos de muerte.
El psiquiatra concluyó que Lamota presenta un trastorno de la personalidad caracterizado por el descuido de las obligaciones sociales y el endurecimiento de los sentimientos hacia los demás. No obstante, determinó que al momento de los hechos no existía ninguna alteración mental que le impidiera comprender la ilicitud de sus actos ni controlar sus impulsos.
Recomendaciones del perito
Finalmente, el doctor Juan Montenegro señaló que, debido a la falta de remordimiento, la irresponsabilidad y las conductas manipuladoras asociadas a rasgos psicopáticos, se deben aplicar estrategias orientadas a la gestión del riesgo de reincidencia.
Recomendó la implementación de un programa de psicoterapia enfocado en la regulación emocional y el fortalecimiento de habilidades sociales dentro del contexto penitenciario, más que un enfoque puramente rehabilitador, debido a la resistencia al tratamiento farmacológico que presenta este tipo de trastorno.