Quienes trabajan en locales comerciales ubicados en la intersección de las calles Lorenzo de Garaycoa y Junín, en el centro de Guayaquil, aún continúan sorprendidos por el triple crimen registrado en la zona, la tarde del viernes 7 de noviembre de 2025.

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En aquel punto de la ciudad, un ataque armado se ejecutó en un local de venta de accesorios para celulares. Tres personas murieron por efecto de este atentado: el hijo del dueño del negocio, Mike Mena Valdez; la nuera, Yusmery Alfonso Zúñiga; y Kléber Espinoza Ortíz, un ciudadano que se encontraba comprando.

De acuerdo con los primeros datos, el ataque podría haber estado dirigido contra la pareja. El hombre que compraba, al parecer, fue víctima colateral. Sin embargo, la causa del hecho sigue bajo investigaciones.

Adicionalmente, el propietario del local resultó herido, siendo necesario su traslado hacia una casa de salud.

Actuó un solo sujeto

La mañana de este sábado 8 de noviembre, horas después del acto criminal, un hombre y una mujer que laboran en locales aledaños contaron cómo fueron aquellos momentos de tensión, que finalmente generaron consternación al conocer que tres personas resultaron fallecidas.

"Yo escuché varios disparos, fueron como cinco. En ese momento vi que la gente se aglomeró en la esquina, pero yo preferí no salir", comentó la mujer.

El ciudadano, en cambio, dijo que el individuo que cometió el triple crimen se movilizaba en una motocicleta y actuó solo. Nadie lo acompañaba.

"Llegó, parqueó la moto y la dejó encendida. Luego se acercó, disparó y huyó rápidamente", narró.

Habitaba cerca

Según el trabajador del establecimiento aledaño, Espinoza habitaba cerca con familiares y era conocido en el sector. Por esa razón, rápidamente llamaron a sus parientes, para que puedan auxiliarlo.

"Se los fue a llamar. A un sobrino del señor le dijeron que a su tío le dispararon y él fue apresurado al lugar. El hombre (Espinoza) estuvo vivo unos minutos, pero finalmente murió", contó.

La mañana de este sábado, el sitio de venta de accesorios celulares permanecía cerrado y, durante un lapso de una media hora, no se observó a nadie que se acerca a abrirlo.

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