Cuando una señora de cuarenta y tantos años llegó al consultorio del psiquiatra y sexólogo Germánico Zambrano, lo hizo con más que dudas sobre “esas noches de calor” o “los cambios de humor”. Entró con un peso cultural enorme: creía que la menopausia era su ‘jubilación sexual’, que el deseo se extinguiría y que todo ‘cuerpeo’ perdería gracia.

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“Lo que me sorprende es cómo, en nuestro medio, las creencias culturales siguen pesando muchísimo, aun cuando uno pensaría que con los años el nivel cultural crece”, cuenta.

Entonces, el especialista le explicó que no era cierto que la mujer terminara su vida sexual con la menopausia; al contrario, podía abrirse una etapa distinta, con nuevas formas de disfrute y confianza en su propio cuerpo.

¿Qué es la menopausia y cuándo afecta?

La menopausia se define como el cese de la función ovárica que lleva a la desaparición definitiva de la menstruación. Se considera que una mujer ha entrado en esta etapa cuando ha pasado un año sin menstruar, generalmente entre los 45 y los 55 años, con un promedio mundial cercano a los 51. Antes aparece la llamada premenopausia, y luego la posmenopausia; en conjunto, se conoce como ‘climaterio’.

No se trata de una enfermedad, sino de “un punto en el continuo de las etapas vitales de las mujeres”, según la Organización Mundial de la Salud.

Pero este cambio que puede sentirse como montaña rusa hormonal, con oleadas de calor, cambios de ánimo, sudoración nocturna, alteraciones del sueño o sequedad vaginal.

“No todas las mujeres lo viven igual”, explica Zambrano, y argumenta que un 20 o 30 por ciento pasa la menopausia sin ningún síntoma; otro grupo similar siente molestias leves; y un porcentaje menor tiene manifestaciones más intensas que sí ameritan una consulta profesional.

Según un metanálisis publicado en BMC Public Health en 2024, más de la mitad de las mujeres a nivel global -en torno al 60 %- reportan síntomas menopáusicos de diversa intensidad. Para 2025 se estima que más de mil millones de mujeres estarán en esta etapa, lo que equivale aproximadamente al 12 % de la población mundial.

Los cambios en la menopausia

Uno de los temas más cargados de mitos es que el deseo se extingue con la última menstruación. “Eso es falso”, aclara el Zambrano. “Algunas mujeres sí pueden experimentar una disminución del deseo, pero en otras se mantiene igual e incluso aumenta. Al desaparecer el temor a un embarazo no deseado, muchas se sienten más libres, más seguras para disfrutar y para pedir lo que quieren”, dice.

El especialista insiste en que no solo el cuerpo cambia, sino también el contexto de vida: los hijos ya son adultos, el ritmo laboral es distinto y la mujer ha alcanzado un nivel de seguridad emocional que puede potenciar su erotismo.

Explica que algunas mujeres se vuelven más intensas, más conectadas con su propio placer, y “eso puede incluso asustar a la pareja si no está a la altura de ese redescubrimiento”.

Claro que los cambios hormonales tienen un impacto físico real. La disminución de estrógenos puede provocar sequedad vaginal, menor lubricación o incluso dolor durante el coito. “A veces el problema no es falta de deseo, sino las molestias físicas que lo bloquean”, detalla.

Por eso recomienda acudir al ginecólogo o al sexólogo, pues existen tratamientos efectivos, desde lubricantes modernos solubles en agua hasta terapias hormonales de reemplazo, que hoy son más seguras y personalizadas.

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