La historia de Camden Nicholson, un exmisionero mormón de 34 años, ha conmocionado a California (Estados Unidos) por su crueldad y los detalles escalofriantes que han emergido durante el juicio. Acusado de asesinar brutalmente a sus padres y a su ama de llaves en la mansión familiar de seis millones de dólares, Nicholson se declaró inocente por motivos de locura.

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Los fiscales sostienen que el 14 de febrero de 2019, en la exclusiva comunidad privada de Bonita Canyon, Nicholson atacó primero a su padre, Richard Nicholson, cuando este llegó a casa. Luego, según la acusación, “trasladó su cuerpo a un pequeño baño y usó una toalla para detener el flujo de sangre mientras continuaba cortándose el cuerpo”, detalló el Daily Mail. 

Horas más tarde, habría esperado la llegada de su madre, Kim, a quien presuntamente apuñaló en el garaje.

Al día siguiente, con los cadáveres aún en la residencia, Nicholson esperó a su ama de llaves, María Morse, a quien solía llamar su “segunda madre”. Según la fiscalía, el hombre la degolló en la cocina. Posteriormente, se embarcó en una serie de compras extravagantes utilizando las tarjetas de crédito de sus padres: adquirió marihuana, juguetes sexuales, lubricante y costillas para comer en un supermercado Gelson’s.

¿Cuál era la condición de Camden Nicholson?

Uno de los aspectos más inquietantes del caso es que Nicholson había sido liberado apenas unas horas antes de los asesinatos, tras pasar un periodo en una unidad psiquiátrica. Los médicos habían advertido sobre el riesgo de darle el alta, ya que el acusado aseguraba que sus padres eran “satánicos” y que “tratarían de encontrarme y clasificarme como loco”. 

A los 27 años, le habían diagnosticado un trastorno esquizoafectivo, lo que complicó su situación mental durante años.

De acuerdo con Mercury News, Nicholson fue dado de alta en contra de la recomendación médica y caminó directamente hacia la casa de sus padres, donde esperó a sus víctimas. La tragedia se extendió por dos días antes de que, finalmente, se entregara a la policía y dijera fríamente: “Hay un triple homicidio allí, hijo de p***”.

El juicio comenzó esta semana, con la defensa insistiendo en la enfermedad mental de Nicholson y la fiscalía retratando un crimen meticulosamente ejecutado, donde la locura y la violencia se entrelazan en una de las matanzas familiares más perturbadoras de los últimos años en Estados Unidos.

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